viernes, 2 de mayo de 2014

La sangre de Jesús

La procesión de la
Santa Sangre

Desde hace ocho siglos, en una pequeña iglesia de la ciudad de Brujas (Bélgica) se guarda una de las más misteriosas reliquias del mundo cristiano: un frasco cilíndrico, de vidrio, que supuestamente contiene unas gotas de la sangre de Jesucristo. Una vez al año, el día de la Ascensión, por las calles de la localidad transcurre una espectacular procesión transportando el sagrado objeto.
texto y fotos: Pedro Grifo
Revista Más Allá Nº 302, Abril 2014.



Como todos los años, la ciudad de Brujas se prepara para celebrar la procesión de la Santa Sangre, que este año tendrá lugar el jueves 29 de mayo. Y es que en esta hermosa ciudad medieval, situada en la región flamenca de Bélgica, se encuentra una de las reliquias más sobresalientes de la cristiandad: una ampolla de cristal de roca que contiene algunas
gotas de sangre coagulada que, supuestamente, pertenecen a Jesucristo. La ampolla, sellada y ornamentada con dos agarraderas de oro en forma de corona, reposa sobre un mullido cojín de terciopelo rojo en la penumbra de un altar chapado en plata. A un lado del altar se encuentran en el suelo dos lápidas de mármol, desgastadas por las pisadas que han soportado durante siglos,
y en las que no figura ningún nombre, tampoco cruz alguna; pero sí se puede distinguir un bajorrelieve del Sagrado Cáliz tallado en el centro de ambas tumbas. También en uno de los vitrales de la iglesia podemos ver la cruz roja de los templarios... dos símbolos para que saquemos las oportunas conjeturas. A pesar de que la reliquia de la sangre lleva en el mismo lugar ocho siglos, no es del todo conocida por los millones de turistas que visitan la conocida ciudad belga, y no es considerada como prioritaria la visita a la basílica de la Santa Sangre, donde se muestra al público todos los viernes. Sin embargo, para los habitantes de Brujas -alrededor de 118.000, mayoritariamente católicos- constituye uno de los tesoros más preciados de su patrimonio, y la procesión en la que es transportada por el casco antiguo de la ciudad -declarada, desde 2009, Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO- constituye el evento más importante y solemne de su calendario anual; tanto es así, que se trata de un día festivo en el que los comercios permanecen cerrados.
El curioso objeto se guarda en la basílica que tiene por nombre de la Santa Sangre, o Heiling Bloed en neerlandés.
La fachada de la basílica, situada en un ángulo de la plaza del Burg, es una de las más peculiares de la ciudad por sus características arquitectónicas. Se compone de dos edificaciones superpuestas: la inferior es una iglesia románica, sobria, perteneciente al siglo XII y dedicada a san Basilio, y sirve de basamento para otra capilla en la parte superior, de estilo gótico tardío, construida en 1480 y que constituye la basílica propiamente dicha.


  EL PODER DE LA SANGRE    
Una reliquia de primer orden

Antes del nacimiento, pasión y muerte de Jesús de Nazaret, el poder de la sangre aparece en numerosos capítulos del Éxodo (el segundo libro de Moisés). Y aunque no se refiere a la sangre derramada por Jesús, el cristianismo estaba muy sensibilizado desde sus albores con el "poder sobrenatural" de la sangre".
Para la Iglesia católica una reliquia es un objeto sagrado. Pueden ser restos de seres humanos o de sus vestimentas; y a ellos se les atribuyen poderes milagrosos. Las reliquias pueden ser de tres categorías: de primer grado, que son las tomadas directamente del cuerpo del bienaventurado; de segundo grado, que son los objetos usados o relacionados con el martirio del bienaventurado; y de tercer grado, o lo que es lo mismo, cualquier objeto que haya tocado una reliquia de primer grado. Así, en proporción a la categoría de las reliquias, los milagros serán más o menos potentes (siempre en teoría). Y no cabe duda de que, de ser auténtica, la reliquia de la basílica de la Santa Sangre de Bruja: pertenecía al primer grado.



 

TRADICIÓN... E HISTORIA
La historia de la preciada reliquia arranca en la Edad Media, cuando muchos cristianos fueron a Jerusalén para luchar en las cruzadas. En aquel tiempo, Brujas era la primera gran capital del condado de Flandes y constituía una de las principales ciudades comerciales de la Europa de la época. En aquel contexto, combatir por la le católica y proteger los lugares santos frente a los enemigos de la Iglesia suponía un excelso honor para los nobles de la ciudad. Cuenta la tradición que fue Teodorico de Alsacia, conde de Flandes, el que trajo la reliquia con la "preciosísima sangre de Cristo" desde Tierra Santa al finalizar la Segunda Cruzada. Teodorico habría recibido la reliquia de manos de su cuñado, Balduino III (1130-1162), que en aquel momento era el rey de Jerusalén. Con el beneplácito del patriarca de la ciudad, la reliquia le fue entregada al aguerrido noble belga por su excepcional valentía durante la contienda contra los infieles. La reliquia es transportada a Flandes y depositada en la cripta de la iglesia de San Basilio, situada en la plaza del Burg de Brujas, el 7 de abril de 1150. Hasta aquí la tradición. Pero el documento escrito más antiguo en relación a la Santa Sangre data del año 1256. Así pues, entre 1150 y 1256 existe una laguna de más de un siglo, y pudiera ser que otra hipótesis tuviera más visos de autenticidad: la ampolla con la sangre, que formaba parte de una serie de recuerdos, objetos y reliquias relativos a la Pasión de Cristo que permanecían custodiados en el Palacio Imperial de Bucoleón de Constantino-pía, podría haber sido enviada a Brujas al finalizar la Cuarta Cruzada por Balduino IX, otro emperador de la misma dinastía y regente de la ciudad de Constantinopla en aquel momento. Esta segunda hipótesis se basa en un documento que cita a las hijas de Balduino IX, Johanna y Margaretha, como receptoras del objeto; y también en un estudio posterior -teóricamente más científico- que nos remite a las técnicas artesanales de la ciudad de Cons-tantinopla (hoy Estambul) como origen del cilindro de cristal de roca, por la forma de su pulido.
De cualquier manera, por encima de la tradición o la Historia, se trata de una cuestión de fe.


LA BIBLIA Y LOS APÓCRIFOS
Versiones encontradas sobre la sangre de Jesús
La Biblia no menciona que se preservara en ningún lugar la sangre de Cristo, pero los cuatro evangelistas coinciden en contar el mismo episodio donde intervinieron José de Arimatea y Nicodemo, ambos discípulos de Jesús. Según ellos, los acontecimientos discurrieron así: Jesús acaba de morir en la cruz, Pedro reniega de él por tres veces en público y los apóstoles se dispersan, pero José de Arimatea solicita al procurador romano Poncio Pilato que le permita dar sepultura al cuerpo de Jesús. Con la ayuda de Nicodemo, José desclava el cuerpo de la cruz y lo sepulta en una tumba de su propiedad, recién excavada en la roca, envolviéndolo en lienzos de lino y sepultándolo con una gran piedra para sellar la entrada.
Sin embargo, uno de los evangelios apócrifos sí relata que, después de haber lavado el cuerpo, José de Arimatea habría recogido y conservado algunas gotas de la sangre de Jesús. Esa partir del siglo XI cuando la historia del devenir de la sangre de Cristo se va incrementando con aportaciones como que José y Nicodemo recogieron la sangre de Cristo con el Santo Grial, en el Gólgota, lugar donde fue crucificado Jesús, y dividieron su contenido. Esta y otras narraciones sobre la muerte de Jesucristo terminaron insertándose en el ciclo de leyendas en torno al Santo Grial, a los templarios y al rey Arturo. El mito es prácticamente interminable.

 

LA COFRADÍA DE LA SANTA SANGRE
La Cofradía de la Santa Sangre de Brujas -la más antigua de Europa que se conoce bajo esta advocación- aparece mencionada en documentos que datan de 1400 y se conservan en el Museo de la Historia de la ciudad. Desde sus inicios, la cofradía consta de 31 miembros, con obligatoriedad de tener su residencia en Brujas y de ser probadas "personas de honor". Aunque su objetivo es custodiar la reliquia y ocuparse de las tareas organizativas de la procesión anual -y única en el mundo en la que se pasea la sangre de Cristo-, en el pasado la cofradía estaba dedicada a fomentar la veneración de la "santísima sangre" fundamentalmente con una motivación política clara: crear un mito para las gentes del condado de Flandes. Así, bajo esta característica se entiende que la procesión nunca haya estado acompañada por comitivas de penitentes encadenados o dramáticas intervenciones de flagelantes, diferenciándose de aquellas otras que nacieron a finales del siglo XIV en la Europa católica bajo el enajenamiento de la Pasión de Cristo. Dicho esto, también hay que significar que en nada se ve disminuida su intencionalidad piadosa, pero quizá lo más destacado del magnífico paseo ceremonial sea su aspecto folclórico. Algunas gentes se hincan de rodillas o se santiguan en el momento en el que algunos clérigos de alto rango, arropados por los miembros de la cofradía -que desfilan togados con un tabardo de seda negro que lleva bordada la impactante imagen de un pelícano alimentando a sus crías con su sangre-, pasan portando en andas el ostentoso relicario con la ampolla, celosamente anclada, de la Santa Sangre. Se trata de una magnífica pieza de orfebrería realizada por Jan Crabbe en 1617, con incrustaciones de centenares de piedras preciosas, entre las que destaca el famoso "diamante negro" de María Estuardo. Pero hasta ese momento... y durante todo el tanscurrir de la cabalgata -que dura aproximadamente dos horas-, lo más sobresaliente es ver su "producción", es decir, el despliegue de medios empleados para que la procesión -que se asemeja a una superproducción hollywoodiense a lo Cecil B. DeMille- sea recordada por todos los asistentes como un verdadero espectáculo.




LUIS IX
Coleccionista de la Pasión de Jesús
Al rey francés Luis IX (1214-1270) -tan pío que terminó canonizado-su afán por coleccionar reliquias sagradas le llevó a comprar las más famosas, importantes y esperpénticas que estaban en el "mercado" sobre la Pasión de Jesús. El monarca perteneció a la orden franciscana seglar, fundó muchos monasterios y construyó la famosa Sainte-Chapelle de París, situada en la Isla de la Cité, para albergar su gran colección de reliquias del cristianismo. Se gastó una fortuna en comprar un lignum ouc/s -la punta de la lanza que presuntamente fue clavada en el costado de Cristo-, la esponja con la que se secaron sus heridas y la mismísima corona de espinas con la que fue crucificado Jesús, dejando prácticamente esquilmado el stock de reliquias de primer grado que se custodiaban en Constantinopla. Todos estos objetos sagrados se los vendió el rey Balduino II (1228-1261), emperador latino de Constantinopla durante el Imperio Bizantino. Se dke que Luis IX entró descalzo en París con el cargamento de reliquias.




IGLESIAS…
...de la Santa Sangre
Catalogadas como iglesias en honor a la sangre derramada por Cristo, existen un sinfín de ellas en el mundo, y -no casualmente- muchas ubicadas en nuestro país. Hay "Iglesias de la Sangre" en Jérica, Villaf arnés y Onda, en la provincia de Castellón; Liria y Sagunto, en Valencia; Sóller, en Mallorca, y Trujillo, en Cáceres. Una iglesia de Valladolid, también bajo esta advocación, tiene el sofisticado nombre de Iglesia de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Y en San Petersburgo (Rusia), después del ocaso del período soviético, se ha recuperado el nombre de la Iglesia de la Sangre Derramada de Cristo.




LA PROCESIÓN
Cuarenta días después de Pascua (Domingo de Resurrección), coincidiendo con el día de la Ascensión, los ciudadanos de Brujas viven, anualmente, su día grande participando en la procesión de la Santa Sangre.
Los habitantes de Brujas se visten con ropajes históricos y representan escenas bíblicas que discurren en ordenada comitiva por las calles más populares del casco antiguo de la ciudad.
El momento cumbre del desfile es la llegada del Conde de Flandes, que revive, montado a caballo, la entrada de la reliquia en Brujas, luciendo orgulloso una réplica de la misma en la mano. En su largo transcurrir a través de los siglos, el desfile ha sufrido ciertas variaciones de forma, con algunas incursiones profanas de comparsas de gigantes y cabezudos (como en el siglo XVI), ya subsanadas en la actualidad. Pero la tradicional estructura fundamental de la procesión siempre se ha mantenido al margen de modas coyunturales. La procesión puede dividirse en cuatro partes. La primera, referida al Antiguo Testamento, comienza con un grupo de niños perfectamente disfrazados de ani-malitos que acompañan a la "pareja feliz", compuesta por Adán y Eva cogidos de la mano. Les siguen una carroza con la escenificación del asesinato de Abel por su hermano Caín; el errante Abra-luun y un cortejo de profetas anunciadores de la llegada del Mesías, con un barbado Moisés emulando al Charlton Heston de Los Diez Mandamientos. El Nuevo Testamento protagoniza la segunda parte, con los más significativos capítulos de la vida de Cristo: María, José y un bebé de verdad subidos en una carroza que escenifica el pesebre de Belén; los Reyes Magos a caballo; Jesús y los doctores; Salomé con su troupe de danzarinas bailando la sicalíptica danza de los siete velos, una secuencia que termina con un soldado portando la sanguinolenta cabeza del Bautista sobre una bandeja. No faltan el capítulo "dejad que los niños se acerquen a mí", donde vernos al primer actor-figurante que interpreta a Jesús rodeado de niños; el que refiere la entrada triunfal a Jerusalén el Domingo de Ramos; la carroza con la "Última Cena" y un Judas avergonzado en un ángulo de la escena. Después, uno de los episodios más esperados: el de la flagelación, representado en este caso por una estatua -una talla de madera fechada en 1900 del escultor Michel D'Hondt- escoltada por un pelotón de soldados romanos que van pisando fuerte, rítmicamente acompasados, y que motivan el aplauso del emocionado público. Siguen el calvario, la cruz y la Crucifixión en el Gólgota, escena que es representada por la Cruz de Damme, una cruz milagrosa que los pescador» del pueblo de Damme "pescaron" en 1339... una historia que daría para otro reportaje sobre el hecho acaecido en el pequeño pueblo de los polders de Flandes, muy cercano a Brujas. La tercera parte de la procesión narra historia de la llegada de la reliquia a Flandes. Es quizá el episodio más emotivo del desfile. Un caballero cruzado, montado a caballo, irrumpe en la comitiva a paso lento mostrando al pueblo la reliquia de la Santa Sangre. Se trata de Teodorico de Alsacia, conde de Flandes, el noble que trajo la reliquia a Brujas. Después aparece una carroza con Clemente V, el papa que en 1304 reconoció el poder de la Santa Sangre (a pesar de que la iglesia depositaría de la reliquia no tuvo la categoría de basílica hasta 1923), a la que siguen fanfarrias, abanderados y grupos corales dando esplendor a este momento del desfile.

Finalmente, ciérrala procesión la comitiva que porta la verdadera reliquia, primero en manos de un prelado y después ya introducida en el relicario, y escoltada por los cofrades de la Santa Sangre y las fuerzas vivas de Brujas.



EN FRANCIA Y EN BAVIERA
Avatares de otras "santas sangres"
A causa de los cruzados, que trajeron numerosas reliquias procedentes de Tierra Santa, la referencia a la sangre derramada por Jesucristo durante su martirio, viacrucis y muerte se hizo más notoria en el orbe cristiano. Y aunque ninguna reliquia referida a la sangre de Cristo venía con "certificado de autenticidad", en algunos lugares -aparte de en la basílica de Brujas- se veneran objetos que contienen restos del preciado líquido en alguna de sus sofisticadas transformaciones. En Fécamp, un municipio francés en la región de Alta Normandía, se conservan, presuntamente, las costras arrancadas al cuerpo de Cristo por el cuchillo de Nicodemo -hecho que se describe en los evangelios apócrifos-, y que fueron depositadas en dos cofres de plomo que se ocultaron dentro de una higuera. La higuera echó raíces en el pequeño pueblo de Fécamp sin revelar su secreto. Cuando en el siglo X el I Duque de Normandía, de nombre Rollo, construyó una enorme iglesia "se necesitaba" un milagro que bendijese el lugar; y tardaron dos años en encontrar los tubos de plomo (que al final no eran cofres) en los que se hallaron restos de la "santísima sangre". Los envases de plomo se encuentran depositados todavía hoy en un tabernáculo detrás del altar mayor de la que en la actualidad se llama iglesia abacial de la Trinidad, en el que están esculpidas las figuras de tres ángeles que sostienen unas vasijas para recoger el sagrado fluido de las heridas de Cristo. Debajo se puede leer testimonios de algunos milagros producidos y una frase varias veces repetida: "Preciosa Sangre protégenos". En Rothenburg ob der Tauber, en Baviera (Alemania), se encuentra la iglesia de Santiago (siglo XV). Dentro de un lujoso mueble relicario -obra del escultor Tilman Riemenschneider-, se guarda una pequeña cápsula de cuarzo, que -también presuntamente-a su vez está incrustada en una cruz de madera, que contiene "una gota" de la sangre de Cristo. La reliquia llegó a Baviera en 1270, al final de las Cruzadas, y atrajo durante siglos a numerosos peregrinos a la ciudad alemana. Durante la República de Weimar (1919-1933), los ciudadanos de Rothenburg dieron a los nazis su apoyo masivo en las elecciones de 1933, lo que tuvo como consecuencia que durante la II Guerra Mundial, el 31 de marzo de 1945, la ciudad fuera bombardeada por la aviación estadounidense. Esto causó la destrucción de casi la mitad de sus monumentos. La iglesia de Santiago fue restaurada y la reliquia se ubicó en un altar que, como no podía ser de otra manera, se llama de la Santa Sangre.


Más datos en:
- Próximo monográfico de MÁS ALLÁ: Reliquias del cristianismo.
- Procesión de la Santa Sangre: www.holyblood.org
- Turismo de Brujas: www.bruges.be
- Turismo de Flandes en España: info@flandes.net
Tel.; 93 508 59 90.


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