domingo, 12 de mayo de 2013

Mundo paranormal

La relación entre la investigación científica y los 'enigmas y misterios inexplicables' es compleja. Mientras algunos emplean la ciencia para negarlos, otros buscan comprobarlos escudándose en ella. Esta permanente confrontación, sin embargo, no promete llegar a un convencimiento final. 
Por Rafael Muñoz Saldaña

 FUENTE: Revista Muy Interesante Mayo 2013.




La Encydopedia Britannica dice que la ciencia es "cualquier sistema de conocimiento preocupado por el mundo físico y sus fenómenos, que implica observaciones libres de sesgos y una experimentación sistemática; involucra la búsqueda del conocimiento que cubre las verdades generales o las operaciones de las leyes fundamentales" Mientras, la definición de la palabra 'paranormal', en las diferentes versiones, se refiere a fenómenos que están más allá del rango de las experiencias normales o las explicaciones científicas. El Diccionario de
la Real Academia Española ofrece la siguiente: "Se dice de los fenómenos científicamente inexplicables estudiados por la parapsicología" En esta categoría tienen cabida asuntos muy diversos en su superficie, pero siempre vinculados por un carácter incomprensible empleando los medios racionales del método científico, entre ellos, a la adivinación, la clarividencia, la telepatía, la telequinesis, el encantamiento además de los fantasmas y otros seres sobrenaturales.
El término 'sobrenatural' enriquece esta visión inicial de la contradicción que hemos expuesto. Mientras el vocablo 'paranormal' se refiere a lo que está al margen de lo normal, 'sobrenatural' se utiliza para denominar aquello
que excede o se encuentra más allá de las leyes de la naturaleza y el universo observable, que constituyen el ámbito de acción y trabajo para la ciencia. Así, ambas formas de aproximación al mundo son excluyentes y tratar de establecer un diálogo entre las dos resultaría en esta medida una contradicción de principios. Los científicos buscan desenmascarar los fenómenos paranormales como fraudes, en el peor de los casos, o falsos conocimientos, en el mejor. Esas tareas no son muy ajenas a su quehacer. El caso de los defensores de lo paranormal es más complicado. Intentan dar valor científico a sus supuestos conocimientos. Pero en caso de que lo lograran, el término 'paranormal' dejaría de existir, pues solo se revelaría que tales fenómenos cumplen con las leyes generales, avaladas por la ciencia, que rigen el comportamiento de la materia.
En su libro Sdentiftc Paranormal Investiga-tion: How to Sotve Unexplained Mysteries, el autor Benjamín Radford explora este problema y propone especificaciones adicionales. De acuerdo con su punto de vista, es importante distinguir lo inexplicado de lo inexplicable. La segunda categoría es más bien incierta; donde se encuentra el trabajo más importante por realizar es en la primera. Esa es precisamente la tarea de los científicos, quienes entre otras cosas buscan separar la verdad de la ficción. Situados en este entorno, esa misión se centra en nuestras creencias, pues dictan en buena medida quiénes somos y qué hacemos. Sin embargo, nadie tiene a su disposición todas las respuestas o seguridades con respecto a tales creencias en las que se mezclan elementos falsos y verdaderos.
Aparece entonces un tema fundamental en esta reflexión: el escepticismo que, dice Robert Todd Carroll, autor de la obra de consulta The Skeptic's Dictionary, significa
plantear dudas respecto a ciertos tipos de creencias, pues la evidencia para sustentarlas es débil o insegura. "Los escépticos ordinarios no son crédulos o ingenuos, no toman las cosas como verdaderas sin más, primero deben ver la evidencia para creer", explica. Considera que esta actitud es adecuada siempre y cuando se tenga una mente abierta para examinar los argumentos a favor o en contra de una creencia. Desde su perspectiva son igualmente peligrosos los creyentes que se convencen demasiado rápido y los escépticos que niegan la creencia con demasiada prisa. Unos y otros deben dedicar tiempo a examinar los asuntos que se les plantean y las evidencias que se aportan a favor o en contra.
La actitud que importa es aproximarse a los fenómenos con una mente abierta, pues una de las características que dan a la ciencia su razón de ser es partir del supuesto de que todo es posible. Pero eso es solo un argumento superficial; en realidad se trata de ir probando si lo que consideramos posible está respaldado por la evidencia y es razonable. La mente analítica y crítica es fundamental en este proceso. La actitud más productiva respecto a los fenómenos paranormales es estar abierto a
la posibilidad de que determinado fenómeno exista, pero reconocer que no lo sabemos ni podemos probarlo. Radford combate de este modo la actitud prejuiciosa que afecta no solo a la investigación paranormal, sino también a la ciencia en general. Algunas personas se muestran totalmente convencidas de que dichos fenómenos no existen, mientras otras, igual de radicales, afirman que son reales.

Abducciones y encuentros con extraterrestres
Uno de los temas paranormales que despiertan mayor interés son los reportes de presuntos contactos con extraterrestres. Una encuesta citada por la revista Psychology Today indica que casi tres millones de estadounidenses aseguran haber tenido esa clase de experiencias. Tales reportes han inquietado a los científicos. John Mack, de la Escuela Médica Harvard, considera que esas afirmaciones no pueden comprenderse con tos parámetros de la tradición racionalista occidental. Los investigadores Richard McNally y Su-san Clancy piensan que la explicación es más sencilla: quienes reportan haber sido victimas de una abducción padecen el síndrome del falso recuerdo, fenómeno que se da entre muchas personas que dicen haber sufrido abuso sexual en su infancia sin que ello haya ocurrido.
En su artículo "Memory Distortion in People Reporting Abduction by Aliens", Clancy y McNally presentaron los resultados de un estudio centrado en ese asunto, y concluyeron que diversos factores predisponen a los individuos a tener falsos recuerdos: la facilidad de la sugestión para la hipnosis, los cuadros depresivos y ciertos rasgos esquizotípicos, como el pensamiento mágico, las experiencias perceptivas inhabituales y las ideas paranoides. Otra investigación del mismo equipo, referida en el ensayo "Psychophysiological Responding During Script-Oriven Imagery in People Reporting Abduction by Space Aliens", descubrió que las personas pueden tener las mismas respuestas fisiológicas cuando recuerdan un trauma que en realidad ocurrió, que cuando están convencidas de un falso recuerdo.
Un factor adicional que explica el creciente número de reportes sobre abducciones, mencionado en el ensayo "States of Mind: Some Perceived ET Encounters", de Joe Nickell, miembro del Comité para la Investigación Escéptica, es el incremento en los grandes medios de información de la mitología relacionada con los platillos voladores: la disposición a suponer qu< un objeto desconocido es una nave extraterrestre monta el escenario para otras expectativas como la apariencia humanoide y el tiempo de ausencia durante el cual ocurrió la abducción, fenómenos que puede explicar la psicología. Nickell señala otros factores que también contribuyen: los sesgos marcados por quienes defienden el fenómeno ovni, las ilusiones visuales, las percepciones equivocas, los estados alterados de conciencia y algunos rasgos de personalidad "pueden transformar fenómenos mundanos en presuntos encuentros con alienígenas".
El interés por los encuentros y las abducciones es uno de (os asuntos pa ranormales más recurrentes. A finales de marzo de 2015 el Buró Federal deInvestigaciones de Estados Unidos (FBI) reveló que su documento público más requerido para consulta es el "Memorándum Hottel", fechado el 22 de marzo de 1950 y desclasificado en la década de 1970 de acuerdo con la Leí de la Libertad de la Información, en el que se hace referencia a una extraña historia relacionada con el hallazgo de tres platillos voladores recuperado en Nuevo México. El 25 de marzo de 2013 el FBI informó que dicho memorándum "no prueba la existencia de los ovni", y que se trata de un reporte de segunda o tercera mano que jamás se investigó.


Los peligros de la pseudodencia
La investigación científica de los fenómenos paranormales no es una actividad nueva. Por esa razón quienes se dedican a ella deben aproximarse a cada caso conociendo los precedentes de un tema. Radford asegura que, aunque los detalles y circunstancias específicas de un misterio son únicos, el tipo no lo es y cualquier acontecimiento por el estilo tiene cabida en una categoría específica. Los científicos en general parten de conocimientos e investigaciones previos, y el caso de la indagación paranormal no es la excepción. Quienes abordan este tipo de fenómenos deben tomar en cuenta la historia de algunos casos registrados, pero también los argumentos escépticos que se les opusieron. Antes de estudiar un caso en particular hay que revisar la bibliografía y la hemerografía (diarios) relacionadas con él, diferenciando las fuentes serias de aquellas cuya validez está en duda. Esa precaución es importante, sobre todo en el caso de Internet.
Otro aspecto a destacar consiste en entender la naturaleza de lo desconocido. Entre los simples creyentes en los fenómenos paranor-males hay una tendencia a identificar realidades que no conocen asumiendo ya desde la observación un punto de vista prefabricado. Es común que la gente diga 'acabo de ver un fantasma', frase que da por hecho que los fantasmas existen, y salta todos los pasos del método científico. Una afirmación más sensata y más abierta a los procesos de indagación que hemos mencionado seria 'acabo de ver algo que no puedo identificar'. Radford piensa que términos como 'fantasma', 'aparición', 'chupa-cabras', etcétera, sirven solo como descripción de una experiencia.
Ese cambio de proceder posibilita la exploración científica del misterio y la obtención de una respuesta. Ya no se trata de identificar al fantasma, sino de entender cómo y por qué ocurrió la experiencia. Antes de asumir una argumentación sobrenatural son fundamentales las explicaciones alternativas. Cada tópico de los fenómenos paranormales cuenta con un inventario amplio de casos resueltos y ejemplos de fenómenos comunes que por equivocación se consideraban paranormales.
En todo este abanico se abre una interesante disyuntiva entre las meras creencias y la postura de los investigadores. Los creyentes dan las verdades por sentadas y no están en condiciones de aportar pruebas de sus creencias como realidades objetivas. Los investigadores deben partir del escepticismo y la base académica.
La mayor parte de los libros dedicados a asuntos paranormales carece de esos elementos, y se dedican a plagiar afirmaciones sin sustento que ya habían sido'planteadas en otras obras. Una investigación respetable pone todo en duda y no teme aceptar cambios radicales en sus puntos de vista. Así lo expresan Wayne Booth, Gregory Colomb y Joseph Williams, autores de The Craft of Research: "La buena investigación debe cambiar nuestro pensamiento. Nos exige aceptar una nueva idea o, en el caso más extremo, reacomodar de manera radical nuestro sistema de pensamiento. En general nos resistimos a esos cambios sin buenas razones".
Este factor y otros adicionales, como su aplicación universal, distinguen a la ciencia de la llamada pseudociencia, un discurso con pretensiones y apariencia de ciencia que en realidad carece de los principios centrales de esta: apela a la autoridad y hace a un lado la observación y la investigación empírica; explica cosas que nadie puede ver o probar, postula ideas vagas e imprecisas que se pueden adaptar según convenga, y requiere numerosas hipótesis para desechar los hechos que refuten razonablemente una creencia o teoría.
Muchas veces se basa en mitos y leyendas más que en evidencias físicas, incluso cuando las interpretaciones de esas leyendas requieren creencias contrarias a las leyes de la naturaleza o a hechos bien establecidos. Hace uso selectivo de la información y confunde las afirmaciones empíricas (es decir, las obtenidas a través de la experiencia) con el pensamiento metafísico o religioso. En muchas ocasiones los pseudocientlficos usan ciertos métodos y recursos de la ciencia, pero su comprensión de un experimento controlado no es adecuada. La mayoría no son ensayos de investigación, sino simples recuentos de casos.




Decepción constante
La investigación científica de los fenómenos paranormales es una disciplina joven ya que la ciencia, como tal, solo logró consolidarse después del siglo XVIII, cuando la Ilustración propuso un nuevo enfoque para la obtención de conocimientos basado en la observación contrapuesta al mundo oscuro y enigmático de la religión. En el siglo XIX se hicieron los primeros esfuerzos significativos para indagar la veracidad de lo que aseguraba el movimiento espiritualista, convencido de que determinadas personas podían establecer contacto con el mundo de los muertos. Desde entonces y hasta la fecha, todos los intentos para encontrar evidencias de lo paranormal han fracasado, con un índice de 100%. "Las personas han intentado probar a lo largo de los últimos 200 años la existencia de los fantasmas, y sin embargo, no estamos más cerca de entender lo que son. La evidencia sobre los fantasmas, Pie Grande o los poderes psíquicos no es mejor hoy de lo que era hace un año, una década o un siglo", explica Radford.
El autor proporciona dos posibles explicaciones para esta dificultad. La primera es que tales fenómenos no existen, y que las supuestas evidencias acerca de ellos son el resultado de fraudes, errores, malentendidos, explicaciones equivocadas y percepciones psicológicas inadecuadas. La segunda, propone que existen, pero que los esfuerzos para comprobarlos han fracasado porque la investigación se ha realizado de una manera inadecuada. Un hecho que ha perjudicado los esfuerzos en este terreno es que la gran mayoría de los métodos empleados han sido impropios y carentes de cientiflcidad, y se han repetido una y otra vez. Las evidencias no mejoran, quizá, porque la norma es la misma aunque se agregue nueva tecnología.
"Los escépticos pueden aportar explicaciones para muchas cosas 'misteriosas': cómo funciona una tabla Ouija; por qué el Triángulo de las Bermudas es ficción; algunos encuentros con fantasmas; la combustión humana espontánea, etcétera. Pero los creyentes en esos fenómenos, poco familiarizados con los materiales escépticos, muchas veces no están conscientes de los cuidadosos estudios y la investigación realizada sobre estos tópicos, o desechan las explicaciones por considerarlas irrelevantes", expone Radford.





Psicología de lo paranormal
La creencia en lo paranormal está basada en los reportes de experiencias personales, como cuando alguien asegura haber visto un fantasma o haber tenido una precognición. Por esta razón, la psicología desempeña un papel de gran importancia en este rubro. Esas experiencias, sin embargo, no son una prueba suficiente de que existan esos fenómenos. Cabe la posibilidad de que algunos reportes sean falsos, y en cuanto a los verdaderos es posible que sean imprecisos. Para que merezcan alguna atención, Radford plantea cuatro requisitos básicos: 1) que perciban correctamente el : fenómeno; 2) que lo interpreten correctamente; 3) que lo recuerden correctamente; y 4) que lo describan correctamente.
Un elemento relevante que sale a colación es la tendencia de la mente a buscar patrones regulares en la realidad; en ocasiones los encuentra donde no existen, como cuando tratamos de comparar la forma de las nubes. Tendemos a imponer una serie de patrones en el mundo que nos rodea para asimilar mejor lo que ocurre en él. Las experiencias personales tienen un decidido impacto en nuestras percepciones y creencias; sin embargo, no siempre son una fuente confiable de conocimientos. Podemos cometer errores o concebir ideas incorrectas si estamos cansados, distraidos o estresados. Nuestras percepciones no son una guía infalible y deben verificarse a través de otros elementos. Sin embargo, muchas personas confían en ellas y las sostienen a pesar de las evidencias contradictorias al respecto. En cuanto a las evidencias de apoyo que los testigos ofrecen, capaces de dar una perspectiva distinta, tampoco pueden considerarse elementos seguros. Es común que una persona refuerce una interpretación incorrecta o inadecuada de otra y se han registrado casos, como el de las posesiones satánicas de Loudun, Francia, ocurridas en 16S2, en que pueden presentarse fantasías colectivas.
Es indispensable mencionar, los supuestos fenómenos paranormales que luego encuentran explicación y son archivados.



Reglas de investigación
Los dos elementos que deben encabezar una investigación son el método científico y el pensamiento crítico que no da por segura ninguna verdad; cuestiona las ideas preconcebidas y dinamiza la inteligencia. En su libro An Experiment in tiie Development of Crítícal Thiiúdng, Edward M. Glaser lo define como "un esfuerzo por examinar cualquier creencia o supuesta forma de conocimiento a la luz de la evidencia que la soporta y las conclusiones hacia las que tiende". Se caracteriza por impulsar diversas capacidades: reconocer los problemas, priorizar elementos para abordarlos sistemáticamente, reunir información relevante, identificar aquello que se está dando por hecho, comprender y usar el lenguaje con claridad, interpretar los datos para apoyar o descartar argumentos y evidencias, obtener conclusiones, poner a prueba las conclusiones y generalizaciones a las que se ha llegado, reconstruir los sistemas de creencias con base en experiencias más amplias y aportar juicios precisos sobre asuntos específicos.
El primer paso en el camino de la investigación consiste en entender la naturaleza de los misterios sobrenaturales y considerarlos como algo inexplicado pero no inexplicable. La gran mayoría de los misterios pueden resolverse contando con la información suficiente y su análisis, y esa convicción está en la base de los principales hallazgos científicos. Por otra parte, es necesario tener claro que lo que a nosotros nos parece inexplicable, puede resultar comprensible para una persona que tenga conocimientos diferentes a los nuestros. Muchos de los misterios son simples fenómenos con los que una persona no tiene experiencia.



Las investigaciones de fenómenos paranormales pueden ser de distintos tipos. La investigación de casos históricos se refiere a los fenómenos inexplicables que ocurrieron en el pasado pero ya no se encuentran activos, como el caso de la construcción de las pirámides de Egipto. Esta se basa en el cuidadoso análisis de reportes y documentos. Las investigaciones de campo abordan fenómenos que se mantienen vigentes en el momento en que estas se desarrollan. Requieren cierta investigación previa, pero su base es el análisis de evidencias recientes cuando, por ejemplo, se reporta la presencia de algún animal desconocido en un entorno geográfico. Existe además un tercer tipo: las investigaciones experimentales, aquellas que enfocan comúnmente a una persona específica que asegura contar con un poder o facultad insólitos. El éxito de su investigación depende de la capacidad de quien la conduce para desarrollar un experimento que cumpla con todos los requisitos exigidos por la ciencia.
Como primer paso, los investigadores deben separar la indagación en tres niveles: 

a) el tópico general, 
b) la versión localizada del tópico 
y c) el evento específico. 

Estos pasos pueden tomar tiem-po pero suelen producir resultados más seguros. En su libro The Power of Critical Thinking el autor Lewis Vaughn señala los pasos involucrados en el proceso de investigación científica que, por supuesto, deberían aplicarse al ámbito de la indagación paranorma 1:

1) identificar el problema o plantear una pregunta; 
2) proponer una hipótesis para explicar el evento o el fenómeno en cuestión; 
3) derivar un experimento; 
4) llevar a cabo el experimento; 
y 5) aceptar o rechazar la hipótesis que se estudia. 

Entre las hipótesis siempre hay que incluir todas aquellas explicaciones que no recurran a elementos sobrenaturales. Por ejemplo, si una estatua llora, hay que descartar que se trate de un fraude o de un fenómeno natural. Solo una vez agotadas estas posibilidades mediante las pruebas y exámenes, cabria la posibilidad de empezar a deducir que la imagen llora por razones sobrenaturales.
Otro aspecto consiste en delimitar los problemas, pues en los reportes de hechos sobrenaturales es común mezclar diversos supuestos fenómenos como parte de un todo. Las conexiones que se establecen entre los hechos son, muchas veces, producto de la imaginación que, como hemos visto, busca encontrar patrones, esquemas y sentidos donde no los hay.
Existen cientos de variedades de estos falsos razonamientos. Para combatirlos, los expertos recomiendan recurrir siempre a la llamada 'Navaja de Ockham', principio filosófico postulado por el fraile franciscano Guillermo de Ockham (1285-1347/49) de acuerdo con el cual "en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la correcta".

Los recursos tecnológicos
El investigador aficionado recurre a una serie de aditamentos que hacen posible
su trabajo de campo, objetos sencillos que es fácil tener a la mano, como cinta adhesiva, guantes de látex, grabadora, tiras de velero, lupa y pegamento. El investigador con pretensiones profesionales recurre a tecnologías más sofisticadas. Carne Kirby, colaboradora del San Francisco Chroru'de, cuenta que el inventor Thomas Alva Edison, deseaba diseñar un equipo especial para registrar las voces de las personas muertas, "desde entonces -asegura la autora- casi cualquier tecnología para grabar y medir que se ha inventado ha caído en manos de los 'cazadores de fantasmas'. Para ello emplean las más recientes innovaciones en registro de sonido, imágenes y movimiento, así como sensores que detectan cambios en la temperatura, los campos electromagnéticos y la radiación".
En Internet es posible encontrar versiones adaptadas de dispositivos tecnológicos para propósitos paranormales. Lo curioso es que, como se desconoce la influencia que un fantasma podría tener en el ambiente, los 'caza-fantasmas' usan todo lo que se les ocurre de una manera poco sistemática. Sin embargo, eso no significa que estén siguiendo un verdadero protocolo científico. En términos generales el paso número uno es el desarrollo de una metodología y el enfoque del problema.
No obstante, este concepto tan sencillo ha tendido a borrarse a partir de las décadas de 1980 y 1990, cuando hubo un resurgimiento del interés por la indagación paranormal. En Internet abundan las ofertas de equipos que incluyen contadores Geiger (implementos que permiten medir la radiactividad de un objeto o lugar), medidores de campos electromagnéticos, sensores de movimiento y dispositivos capaces de registrar, según esto, los fenómenos electrónicos de la voz. Todos esos elementos son respetables y útiles en el contexto en el que fueron desarrollados, pero no en la indagación científica de lo paranormal. Hay, sin duda, una búsqueda de lo emocionante y lo espectacular en esta indagación, que se ha convertido en una suerte de pasatiempo. La mayor parte de quienes la llevan a cabo no se da cuenta de que antes de llegar a esta exploración de campo seria indispensable dedicar una larga etapa de trabajo a la investigación documental, la formulación de hipótesis y el desarrollo de la metodología. i Los datos reportados por estos instrumentos de medición y registro jamás han sido significativos; existe además una larga lista de casos en que las pruebas se alteran con el propósito de engañar al público.
La inclinación a creer.
La indagación científica y la creencia en lo paranormal son dos tendencias opuestas y excluyentes: una está basada en la exploración y el análisis del mundo, la otra es un asunto de fe. La constante decepción que las verdades de la ciencia provocan a los creyentes de lo para-normal no erradicado la propensión humana a tener ese tipo de creencias, a pesar de que no se ha encontrado una sola verdad que insinúe siquiera la posibilidad de que ocurran. Y cuando la ciencia ofrece respuestas radicales, los
creyentes buscan subterfugios para rehuirlas, como sucedió durante los exámenes al Santo Sudario de Turín.



Los defensores o creyentes no se conformarán jamás con las explicaciones científicas ni les importa que hasta la fecha no haya sido posible validar una sola teoría de ese tipo, en cambio recurren a la pseudociencia, carente de todos los requisitos que hemos presentado hasta ahora, con el mero propósito de reforzar una serie de ideas de las que ya están convencidos como resultado de ciertos rasgos o procesos de personalidad. "Reasoning in Believers of the Paranormal", elaborado por investigadores del Instituto de Psiquiatría de Londres en 2004, arrojó que las creencias en lo paranormal parten de simples errores de razonamiento semejantes a los delirios que presentan quienes padecen determinadas enfermedades mentales. Se han postulado muchas ideas para comprender por qué las personas creen en fenómenos no aceptados por la ciencia. Algunas han concluido que las proposiciones relacionadas con los fenómenos paranormales son inaccesibles para la ciencia; la creencia es un asunto de fe y su validez no puede ser abordada a través de métodos científicos.



Esta perspectiva puede extenderse a las religiones tradicionales; no parece factible que una serie de experimentos controlados permita demostrar la existencia de Dios. Las hipótesis para explicar la creencia son numerosas y se refieren, por ejemplo, a déficits cognitivos, a una mentalidad que se caracteriza por perspectivas subjetivas y esotéricas, que tiende a interpretar los fenómenos en términos de procesos mentales y metafísicos intangibles, más que en relación con factores físicos y observables. Otra explicación alternativa es la hipótesis de la marginalidad social, de acuerdo con la cual las personas que adoptan con mayor facilidad las creencias paranormales tienden a ser miembros de grupos sociales marginados, que se inclinan por ellas para manejar la sensación de privación que regularmente experimentan.
Ninguna de estas hipótesis es definitiva, pero todas apuntan a explicar que la creencia en lo paranormal responde a factores psicológicos y sociales, no al criterio de verdad que esperamos en los ámbitos de la ciencia.



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