sábado, 7 de enero de 2012

Los Manuscritos del Mar Muerto


Una fuente invaluable del monoteísmo

En 1947, cuando todavía no se había disipado la polvareda de la Segunda Guerra Mundial, el ámbito académico fue conmovido por una noticia transmitida casi en secreto: en las cercanías del Mar Muerto habían sido descubiertos unos manuscritos que contenían mensajes religiosos de los esenios, una secta judía de la que se sabía muy poco. Mientras buscaba una cabra perdida, un joven beduino llamado Muhammed edh Dhib vio un agujero en una ladera, se asomó a la entrada y encontró unas vasijas acumuladas en el fondo de la cueva.

Contenían siete manuscritos muy antiguos, y los llevó a un negociante en Belén, llamado Kando, que le pagó unos pocos dólares por el hallazgo. A partir de ese momento se desató una frenética búsqueda para encontrar más rollos. La hazaña llegó al conocimiento del sacerdote católico Roland de Vaux, quien era el director de L'École Biblique de Jerusalén y se puso a buscar manuscritos por su cuenta. Los tres primeros rollos fueron comprados a Kando, el astuto mercader de Belén, por Eliezer Sukenik, profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Se conocieron las primeras traducciones y su contenido conmocionó tanto a historiadores como a teólogos. No era para menos, se trataba del hallazgo más importante en el ámbito del monoteísmo. Los textos parecían referirse al cristianismo, pero era imposible, pues fueron datados en una época cuando aún no existía. Se determinó que pertenecían a la secta judía de los ese-nios, quienes ni siquiera son mencionados en el Nuevo Testamento, lo que transformó el hallazgo en un enigma. Sólo se sabía que el historiador Flavio Josefo había dedicado a los esenios más páginas que a ninguna otra secta judía del primer siglo. Se sospechó que la omisión en el Nuevo Testamento había sido hecha para eliminar lo que sería el principal eslabón que vinculaba al judaismo con el naciente cristianismo.

Cuando se supo que los Rollos describían a un líder denominado "Maestro de Justicia" los teólogos palidecieron, pues parecía un retrato de Jesús. También hablaban de dos Mesías, uno principesco, del linaje de David, y otro sacerdotal, del linaje de Aarón o Zadok. A primera vista, parecía tratarse de Jesús y su primo Juan el Bautista. Se desataron las más encendidas polémicas a favor y en contra de esta suposición.
El descubrimiento de los manuscritos del Mar Muerto y su demorada traducción es un caso especial que reúne intrigas, robos, algo de violencia, un juicio oral y otras variantes que lo han convertido en el "escándalo académico del siglo XX", según la opinión del historiador Geza Vermes. Hay muchos manuscritos cuyo destino se desconoce (posiblemente estén en manos de coleccionistas que los compraron en el mercado clandestino de antigüedades).
¿Se puede pensar que Jesús y Juan el Bautista fueron esenios? ¿Eran pacifistas o proclamaban la violencia contra los romanos? ¿El Rollo del Templo podría ser un sexto libro bíblico que convertiría al Pentateuco en un Hexateuco? ¿Puede atribuirse el súbito enriquecimiento de los caballeros Templarios del siglo XII a que hubieran encontrado alguno de los tesoros mencionados en el Rollo de Cobre? ¿Sería la boda de María y José un "matrimonio dinástico" como el mencionado en el Manuscrito de las Reglas de la Comunidad? ¿Por qué no se menciona a los esenios en el Nuevo Testamento? ¿Habrá manuscritos que todavía no conocemos, en el Vaticano o en algún otro destino ignorado?
La lista de interrogantes es inmensa y plantea un enigma que amerita un debate fructífero acerca de la verdadera historia bíblica. Al lector de estas páginas le tocará decidir cual de las hipótesis que se desarrollan le resulta más confiable.

Los escritos ocultos del Mar Muerto.

Su descubrimiento ha arrojado nueva luz sobre el judaismo y el primer cristianismo, pero desde que se hizo público su hallazgo, en 1947, han sido objeto de controversia. ¿Quiénes los redactaron? ¿Qué secretos guardan todavía?



Se cuenta que, entre noviembre y diciembre de 1946, un pastor beduino de la tribu ta'amirah que atendía un rebaño de cabras, decidió ascender por una de las empinadas paredes de un risco con la intención de rescatar a varios de sus animales, que se habían alejado demasiado del resto de la cabana. Se hallaba en las cercanías de un lugar llamado Khirbet Qumrán (en árabe "ruinas de Qumrán"), en un valle del desierto de Judea a unos dos kilómetros de las costas occidentales del Mar Muerto. Fue así como Muhammed edh Dhib dio con la entrada de una cueva, una más entre el gran número de cavernas excavadas desde muy antiguo en la región, de las que se contaban toda clase de leyendas. Su curiosidad se despertó cuando, al arrojar una piedra al interior de la cueva, la oscuridad le devolvió un sonido parecido al de un cántaro al romperse. Imaginó haber hallado un tesoro, pero ya caía la tarde y abandonó el recinto. Regresó al lugar al día siguiente, junto con sus primos Yuma Muhammed y Jalil Musa, para explorar el lugar con mayor detenimiento. El suelo de la cueva se hallaba cubierto de pedazos de cerámica, pero junto a una pared encontraron varias jarras estrechas que parecían estar enteras, algunas de las cuales todavía conservaban un viejo cierre.


UN TESORO DIFERENTE

Los beduinos las abrieron y examinaron su interior, pero no hallaron joyas ni pro. Para su decepción, los recipientes sólo contenían viejos pergaminos, algunos de ellos atados con trapos, con escritos en una lengua que no podían comprender. Se dice que usaron alguno de ellos para hacer un fuego con el que calentarse, aunque finalmente decidieron llevarse varios para ofrecerlos a un comerciante local. Los pergaminos pasaron algún tiempo colgados de un poste en una tienda beduina, hasta que finalmente fueron vendidos a un anticuario en Belén, un tal Ibrahim lya, quien a su vez se dirigió a un vendedor profesional, Faidi al-Alami. Este último, sospechando que la mercancía fuese robada, se negó a comerciar con ella, de modo que Yuma Muhammed, el beduino, acudió a un sirio cristiano ortodoxo, George Ishayá, también conocido como George Isaías. Isaías conocía al hombre idóneo para realizar la venta: Jalil, también conocido como Kando, un zapatero de Belén que hizo llegar los manuscritos a las manos del joven obispo sirio ortodoxo del monasterio de San Marcos en Jerusalén, Anastasio Yeshue Samuel.

El obispo Samuel, un hombre perspicaz, pensaba que eran más antiguos de lo que afirmaban los eruditos a quienes había consultado, y continuó buscando quien evaluara adecuadamente los rollos, lo que hizo pensar a sus descubridores que en la cueva de Qumrán donde los habían encontrado se escondía, ciertamente, todo un tesoro. Allí se encaminaron de nuevo, esta vez acompañados por el sirio Isaías, y allí hallaron más jarrones y más rollos. Esta vez fue Faidi al-Alami quien compró tres rollos por siete libras esterlinas y quien, por su cuenta, acudió a uno de sus socios en Jerusalén, el cristiano armenio Nasri Ohan. Fue este último quien los hizo llegar a otro profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Eleazar Sukenik, un destacado experto en epigrafía hebrea antigua, quien advirtió que se trataba de rollos auténticos y muy antiguos. Cuatro días más tarde, el 29 de noviembre de 1947 (precisamente el día en que la Asamblea General de las Naciones Unidas votaba en favor de la división de Palestina en dos Estados y del establecimiento del Estado de Israel), Nasri Ohan y Eleazar Sukenik viajaron a Belén y regresaron con dos rollos más. Sukenik, sin demasiado dinero, pero con tiempo y paciencia, conseguiría hacerse con algunos manuscritos más durante los meses siguientes. Entretanto, el obispo Samuel no había conseguido hallar quien creyera en la autenticidad de sus rollos hasta que, en enero de 1948, contactó con Sukenik, quien después de examinarlos, concluyó que se trataba de los manuscritos bíblicos más valiosos descubiertos hasta entonces. El año 1948 finalizaba el mandato británico sobre Palestina y comenzaba la guerra declarada entre árabes e israelíes, el primero de los sangrientos capítulos de lo que más tarde se conocería como el conflicto árabe-israelí, que aún perdura. La contienda duró más de un año, y en ella intervinieron tropas libanesas, sirias, iraquíes, egipcias y transjorda-nas, apoyadas por voluntarios libios, saudíesy yemeníes, que se organizaron para la defensa de los territorios árabes en el recién proclamado Estado judío. Finalizó con los armisticios de 1949 y con la victoria de Israel.
En este ambiente de enfrenta-mientos, el obispo Samuel había recibido el "consejo" de no tratar con los israelíes, por lo que, en su empeño por estudiar los manuscritos, recurrió a los estadounidenses que dirigían la organización Escuelas Estadounidenses de Investigación Oriental (ASOR, American Schools of Oriental Research), en Jerusalén. En esta institución se tomarían las primeras fotografías de los rollos del obispo (el texto de Isaías, el denominado Reglamento de la Comunidad y el Pesher deHaba-cuc). La palabrapesher deriva del hebreo "interpretar", y es usada frecuentemente para introducir la explicación de un fragmento de las Escrituras. Poco después se realizaría, con fecha 11 de abril de 1948, el primer informe sobre los manuscritos, a cargo de las oficinas centrales de Escuelas Estadounidenses de Investigación Oriental, en New Haven. Todos los periódicos importantes de Estados Unidos y de Europa se hicieron eco de la noticia inmediatamente: se habían descubierto originales de la Biblia hebrea mucho más antiguos que los conocidos hasta entonces. La noticia corrió como la pólvora por todo el mundo y trajo como consecuencia enfrentamientos y conflictos: entre los eruditos por el acceso a los rollos y a las primeras publicaciones; entre arqueólogos y beduinos, que rivalizaron en la búsqueda de nuevas cuevas y manuscritos; entre los Estados de Israel y Jordania por el control del área de Qum-rán; y entre los expertos judíos y cristianos, que polemizaron incansablemente en relación con la interpretación y el sentido último de los textos hallados. En este contexto, se atribuye al director de la ASOR, el arqueólogo, lingüista y experto en cerámica William Foxwell Albright (1891-1971) la confirmación de la autenticidad de los pergaminos y el anuncio de que pertenecían al período comprendido entre los años 250a.C.ylOOd.C. Efectivamente, aquellos pergaminos, a los que se conocería en adelante como los "manuscritos (o rollos) del Mar Muerto", eran los más antiguos jamás encontrados en su tipo. Hasta ese entonces, los manuscritos más antiguos en hebreo de la Tanakh (o Biblia hebrea) eran dos códices medievales, de los años 920 y 1008 de nuestra era (el Códice de Alepo y el Códice de Leningrado, respectivamente). De manera que estos escritos habían superado el récord de los manuscritos bíblicos hebreos más viejos conocidos en más de mil años. El hallazgo motivó fervorosas búsquedas en el área de Qum-rán, una estrecha y árida franja de tierra, a 375 metros bajo el nivel del mar, donde entre 1950 y 1960 se exploraron cientos de cuevas: 10 de ellas también contenían escritos.


Las cuevas de Qumrán

Las cuevas suman 11 en total. Se han hallado manuscritos en papiros y pergaminos (más un rollo de cobre) en distinto estado de conservación. Muchos de los textos son bíblicos (canónicos o apócrifos) y otros son propios de la comunidad religiosa que copió los textos.

¿Por qué no se encuentra el Libro de Ester entre los manuscritos hallados en las cuevas?




Hay varias copias de los demás libros que conforman la Biblia hebrea. Existen varias explicaciones posibles. Por una parte, hay evidencia de que el texto se originó entre los "gentiles" (babilonios y persas). Por otra parte, aunque el texto tiene importancia como reafirmación de la identidad judía, es de escaso valor religioso (de hecho, en ningún momento se menciona el nombre de Dios). Por último, se cree que es uno de los últimos libros en ser incluidos en la Biblia.

El territorio (al igual que otras cuevas aledañas a Qumrán) se encuentra dentro de Cisjordania, que formó parte de Jordania hasta 1967. Ese año Israel conquistó Cisjordania durante la Guerra de los Seis Días. Hoy casi la totalidad de los manuscritos se encuentra en Israel, bajo el control de este país. Los arqueólogos hallaron multitud de fragmentos, y con todos ellos han podido recomponerse unos 900 escritos en hebreo antiguo, arameo y griego, en los que aparecen fragmentos de todos los libros del Antiguo Testamento, a excepción del Libro de Ester, y también textos sobre la historia, estatutos y reglamentos de la enigmática comunidad judía que habitó el lugar, además de libros "apócrifos", es decir, que luego no entraron en el canon de la Biblia hebrea. ¿Acaso los redactores y guardianes de los manuscritos fueron esenios, una comunidad judía a la que algunos afirman que pertenecía Juan el Bautista, e incluso Jesús, según los más osados? Preguntas que, aún hoy, resultan polémicas.

MÉTODO DE CLASIFICACIÓN

Los investigadores enseguida hallaron un modo de clasificar los textos. Colocaron en primer lugar el número dado a cada cueva, luego una Q (de Qumrán) y, seguidamente, un número o epígrafe referido al fragmento en cuestión. Así, por ejemplo, el primero de todos ellos sería el 1Q1 y el último el 11Q23. La cueva 4 ha mostrado ser la más productiva: descubierta en 1952, en realidad consta de dos cuevas interconecta-das, y contiene el 90% de los manuscritos y fragmentos hallados. No obstante, algunos de los rollos más controvertidos no pertenecen a la cueva 4. Se ha postulado que el manuscrito 7Q5 es ni más ni menos que parte del Evangelio de Marcos, una tesis polémica que ha provocado ásperos enfrentamientos entre muchos estudiosos, ya que el consenso científico es que no hay textos del Nuevo Testamento en las cuevas de Qumrán.
Pero no sólo se hallaron papiros y manuscritos. Cuando, a partir de 1951, se hicieron cargo de las excavaciones
en la zona sur de Qumrán los equipos dirigidos por Lankester Harding (entonces director del Departamento de Antigüedades de Jordania del Museo John Rockefeller) y por Roland de Vaux (de la École Biblique de Jéru-salem, editores de la famosa Biblia de Jerusalén), ambos establecidos en Jeru-salén oriental, se hallaron evidencias de que las cuevas habían sido usadas desde el Calcolítico (c. 4000 a. C.). En las cavidades por ellos exploradas en el Nahal Darga, una hendidura que se conoce con el nombre árabe de Wadi al-Murabba'at, además de monedas y objetos y textos árabes de los siglos VII a XIV d. C., se hallaron también piezas de cerámica y escarabajos sagrados de la Edad de Bronce media (c. 2000 a. C.) y hasta un papiro administrativo redactado en paleohebreo que se puede fechar como perteneciente a la Edad del Hierro tardía (c. 650 a. C.), el período de los últimos reyes de Judá. La vasta colección de obras religiosas y teológicas hallada en estos lugares fue escrita en su mayor parte durante los tres siglos anteriores a la destrucción del templo de Jerusalén por los romanos, ocurrida en el año 70 d. C., y que dio fin a la Gran Revuelta Judía. Sus guardianes, antes de que los romanos acabaran con Qumrán hacia 68 d. C., envolvieron papiros y pergaminos en varias capas de tejido, los almacenaron en el interior de jarras de barro selladas con unas características tapas herméticas y los escondieron en cuevas para preservarlos de la destrucción. Desde su descubrimiento se han hecho toda clase de conjeturas acerca de las intenciones últimas de sus redactores y compiladores, pero hay un hecho indudable: los textos fueron sumamente importantes para quienes los escribieron, los copiaron y los escondieron, y constituyeron una gran biblioteca de uso tan común como frecuente entre los habitantes de Qumrán. Estos textos se han convertido en un tesoro que, a pesar de los desvelos de investigadores y eruditos, continúa guardando para sí tantos secretos como incógnitas.


Roland de Vaux

1903-1971
Sacerdote, arqueólogo e historiador francés, nacido en París, ingresó en el sacerdocio en 1929, en la orden de los dominicos. En 1934 emigró a Jerusalén, donde permaneció hasta su muerte. Allí Irabajó en la prestigiosa Ecole Biblique, de la que llegó a ser director. En 1949, e! director del Departamento de Antigüedades Jorrianas, el británico Cernid Lankester Harding, lo reclutó para buscar nuevos rollos, tras los primeros hallazgos cíe manuscritos en las cuevas de Qunirán. A partir de 1951 lide-ró las excavaciones en el sitio arqueológico de Qumrán. De Vaux se convirtió en el jefe del equipo que estudió los manuscritos con total exclusividad. Parte del equipo a su cargo estaba integrado por el húngaro Jo/.el'Milik, el francés i'ierre Henoit y los ingleses John M. Allegro y John Strugnell. Benoit primero, y Strugnell después, estuvieron al frente del equipo de traducción de los manuscritos a la muerte de De Vaux. A partir de sus estudios en las ruinas de Qumrán y las cuevas aledañas, De Vaux afirmó que ambos sitios estaban relacionados, que Qumrán había sido habitada por una comunidad de esenios y que el lugar había sido destruido por los romanos en el año 68 d. C., en el marco de la Primera Guerra Judeo-romana. Escribió Las instituciones del Antiguo Testamento (1960)) y La arqueología y los manuscritos del Mar Muerto (1962).

EL LÍDER De Vaux controló casi desde los inicios los numerosos fragmentos de los manuscritos, así como las excavaciones en el sitio de Qumrán.

"Todos los hallazgos en Qumrán son compatibles con lo que los manuscritos nos dicen sobre la comunidad." R. de V.


Emanuel Tov

1941
Nacido cu Amsterdam, Países Bajos, emigró a Israel en 1961. Estudió en la Universidad Hebrea en Jerusalen, en donde es profesor desde 1986. Desde 1990 se desempeñó como editor en jefe del proyecto oficial de publicacion de los manuscritos del Mar Muerto, a cargo de la Oxford Press. Bajo su dirección aparecieron 33 volúmenes, entre 1992 y 2009. En 2009 escribió Textual Criticism of the Hebreu Bible, que ha tenido gran exito de critica y de publico. En 2009 el estado de Israel le otorg'o el Premio Israel en investigacion Biblica.

EDITOR Emanuet Tov logró agilizar el proceso de publicación de los manuscritos, a la vez que abrió su estudio a gente ajena al selecto grupo inicial de especialistas.

William E. Albright

1891-1971
Arqueólogo y lingüista estadounidense. Nació en Chile, hijo de un pastor evangélico, y recibió su doctorado en la universidad John Hopkins, de Baltimore (EE.UU.). Durante la primera mitad del siglo XX lúe considerado la máxima autoridad en temas bíblicos; de hecho, Albright fue el primero en validar (en 1948) la autenticidad de los manuscritos del Mar Muerto, luego de examinar las primeras fotografías de los mismos. Albright fue director en dos ocasiones de las Escuelas Estadounidenses de investigación Oriental (ASOR, American Schools of Oriental Research), en Jerusaién y realizó numerosas excavaciones en Palestina. Fundó la escuela de arqueología bíblica, que tuvo gran influencia en el estudio de los aspectos históricos de la liíblia.

EMINENCIA Albright determinó la legitimidad de los rollos del Mar Muerto. Su labor arqueológica dio impulso a una nueva manera de encarar los estudios bíblicos.

Hershcl Shanks

1930
Autor estadounidense especializado en arqueología bíblica. Es fundador de la Biblical Archaeology Society y editor de la publicación bimestral Biblical Archaeology Review. En 1991 editó un volumen en facsímil de los manuscritos del Mar Muerto, poniendo punto final al monopolio de un pequeño grupo académico sobre los textos.

CONTROVERSIA Sus publicaciones provocaron polémicas, pero permitió el estudio de los rollos a más gente.
Las ruinas de Qumrán

Conocidas como Khirbet Qumrán, las ruinas fueron exploradas entre 1951 y 1956 con el fin de encontrar una posible relación entre los textos de las cuevas y las ruinas adyacentes. La cindadela fue ocupada por el Imperio Romano, y los restos arqueológicos indican un final violento del lugar.

¿A qué se refiere la guerra de los Hijos de la Luz contra los Hijos de la Oscuridad?

Uno de los documentos más enigmáticos de las cuevas es el llamado La guerra de los Hijos de la Luz contra los Hijos de lo Oscuridad, o Manuscrito de la Guerra. Es un manual de estrategia militar, y allí se narra una guerra apocalíptica entre estas dos facciones. La comunidad que lo escribió se autodesignaba como los Hijos de la Luz, mientras que los Hijos de la Oscuridad son sus enemigos, a los que se ha identificado tanto con los romanos como con otros grupos judíos considerados corruptos.

El complejo de Qumrán

Las cuevas donde se hallaron los manuscritos están a pocos metros de las ruinas de Qumrán, lo que parece señalar un vínculo inequívoco entre ambos lugares. Aún se discute la identidad de sus ocupantes. Unos metros al este del asentamiento se encuentra un cementerio, perteneciente a la antigua comunidad.

1.- DEPOSITO DE TEXTOS
Existe evidencia del uso humano de las cuevas desde hace seis mil años. Ya en el siglo III Orígenes, uno de los Padres de la Iglesia, afirmaba haber utilizado, para su edición del Antiguo Testamento, un rollo encontrado en un jarrón, proveniente de una cueva cerca de Jericó.

2.- CENTRO COMUNITARIO
En el asentamiento vivía una comunidad célibe, aunque -según un texto de la cueva 4- podía haber parejas casadas en Qumrán, siempre y cuando mantuvieran el celibato al integrarse al movimiento.

3.- EL CEMENTERIO
Adyacente a la ciudadela (35 m al este) se encuentra un cementerio, que fue el lugar donde se hicieron las primeras excavaciones arqueológicas, ya en 1855. Las tumbas han sido fuente de polémicas y de tesis contradictorias que intentan explicar su origen.

Las cisternas
Se han encontrado en Qumrán una decena de cisternas, a las que en general se accede por escalinatas. Las características de estos depósitos han servido para apoyar distintas teorías sobre la función de Qumrán, además de la predominante, que ve al lugar como un refugio monástico. Se ha dicho que era una fortaleza judía, un centro comercial, una fábrica y una biblioteca.


¿Quiénes escribieron los manuscritos?

Habitaron en el desierto, no poseyeron bienes personales y dedicaron sus días al estudio de la Ley y a la práctica de un estricto código de comportamiento. Ellos guardaron los manuscritos de Qumrán pero, ¿quiénes eran?


Los esenios fueron una congregación judía que habitó en las cercanías del Mar Muerto, al sur de Jericó y al norte de Ein Gedi. Justamente entre estos dos puntos se encuentran las ruinas de Qumrán. Los esenios, cuyo origen podría remontarse a los tiempos de Esén, un hijo adoptivo de Moisés, se consideraban elegidos por Dios para liderar la lucha contra "los hijos de las tinieblas" No aparecen mencionados en el Nuevo Testamento. Este grupo religioso judío, muy bien descrito por el historiador romano judío Flavio Josefo, floreció entre el siglo II a. C. y el siglo I d. C. Era de tendencia ascética y poseía una interpretación escatológica de la historia contemporánea. Aunque minoritaria frente a la de los fariseos y saduceos -los dos grandes grupos en que se dividía el judaismo de la época-, la presencia de los esenios era relativamente importante en aldeas y ciudades, mayormente en Judea. Ellos habrían sido los habitantes de las ruinas de Qumrán, y los guardianes de los manuscritos del Mar Muerto, de los cuales en parte serían los autores, en parte copistas, y en parte simples preservadores.

OTRAS TEORÍAS

No obstante, en la actualidad algunos estudiosos creen que el movimiento de Qumrán no habría pertenecido propiamente a los esenios, sino que se trataría de una escisión de este grupo ocurrida hacia mediados del siglo II a. C. Los esenios conformaban un movimiento comunitario estrechamente integrado y muy bien organizado, aunque con ramas independientes, alguna de las cuales practicaba un riguroso celibato. Sus miembros, después de ser instruidos y de pasar dos años de prueba antes de ingresar definitivamente en la comunidad -se cree que en un retiro en el desierto-, prestaban juramento, abandonaban toda propiedad y aceptaban dedicar su vida al estudio de la Tora. Estaban obligados a decir siempre la verdad, practicaban la humildad y se imponían la observancia estricta de un riguroso código de disciplina basado en la hermandad. Como otras comunidades de la época, se autoa-bastecían gracias a la agricultura. Los frutos del trabajo personal -practicaban algunos oficios de utilidad para la comunidad- se distribuían en función de las necesidades de cada uno, aunque siempre se reservaba una parte para auxiliar a los más desfavorecidos o a forasteros que requirieran su ayuda. Qumrán podría haber sido habitado desde muy antiguo. 
Se cree que el primer asentamiento habría tenido lugar a finales del llamado período del Primer Templo (siglos VIII-VII a. C.), pues han sido excavados restos de una antigua fortaleza del reino de Judá en el lugar, identificado por algunos como Secaca, una de las seis ciudades del territorio desértico del antiguo reino de Israel. El lugar habría sido nuevamente poblado hacia el siglo II a. C., durante el reinado de Juan Hircano (135-104 a. C.), y la estructura existente restaurada y ampliada en el siglo I a. C. El asentamiento pudo haber sido destruido por un terremoto y el incendio consiguiente en 31 a. C., pero se volvió a reconstruir, al parecer por la misma gente que lo había habitado, durante el reinado del etnarca Herodes Arquelao (4 a. C.-6 d. C.), hijo de Herodes el Grande y hermano de Herodes Antipas. Qumrán debió de ser un centro espiritual en el que probablemente sólo vivían de modo permanente una docena de líderes de la comunidad, encargados de la custodia de los textos sagrados. En las tiendas y cuevas de los alrededores moraban unas 200 personas. En tanto que guardianes de la Ley (la Tora), consideraban su deber salvaguardar los manuscritos en los que se hallaba la palabra de Dios, y pudieron llegar a reunir en sus dependencias varios miles de textos, que habrían conformado una de las más antiguas e interesantes bibliotecas de su tiempo. Aunque no puede atribuirse exclusivamente a los esenios la redacción de todos los textos de su biblioteca, puesto que se ha demostrado que algunos de los rollos son de gran antigüedad y se sabe que varios tienen distintas procedencias, sí parece claro el papel de conservadores y estudiosos de los mismos que adoptó esta comunidad.



SALA ENIGMÁTICA
El hallazgo de una gran habitación en el edificio principal de Qumrán -en la que, además de restos de bancas y mesas bajas hechas de barro y estuco- se encontraron varios pequeños tinteros, ha hecho pensar a los investigadores que la estancia fue, en realidad, una especie de scriptorium donde los escribas esenios realizaban copias de las sagradas escrituras y de las normas y leyes que regían a la comunidad. Muchos de sus miembros habrían vivido por algunos períodos cerca de Qumrán, un sitio donde seguramente tenían lugar celebraciones y eventos comunitarios que podían llegar a reunir a varios miles de personas, que se instalaban en sus alrededores en carpas, cabanas y cuevas. Precisamente en estas últimas, excavadas en los acantilados de marga junto a Qumrán, se habrían ocultado los rollos y manuscritos sagrados poco antes de la ocupación del lugar por los romanos en el año 68 d. C., durante la represión de una revuelta judía. El lugar quedaría definitivamente deshabitado a partir del 73-74 d. C., cuando los romanos abandonaron para siempre la guarnición de Qumrán. El clima extremadamente seco de la región preservó los textos, la mayoría escritos sobre pergaminos, hasta su descubrimiento casi dos mil años después.


¿Para qué servían las cisternas de Qumrán?

Las excavaciones de Roland de Vaux sacaron a la luz una decena de cisternas en Qumrán. Las escaleras que descienden al fondo de las mismas podrían indicar que se trataba de baños para rituales de purificación, y esa fue la conclusión a la que llegó De Vaux. Sin embargo, otros investigadores piensan que el agua que llegaba a las cisternas era impura y no podía ser empleada en rituales. Los arqueólogos Yizhak Magen y Yuval Peleg consideran que Qumn'm era una fábrica de cerámica. Las cisternas pudieron haber sido utilizadas para hacer arcilla, con la cual se habría elaborado la cerámica característica de Qumrán. En una excavación de 2004 se encontraron SO cm de arcilla pura en el fondo de una cisterna. Abajo, una vasija ritual en hierro y bronce.


Etapa turbulenta

El período en que se escribieron los manuscritos (riel siglo III a. C. al siglo I d. C.) fue una etapa especialmente turbulenta para el pueblo judío. Luego de la destrucción del Primer Templo (construido por Salomón en 957 a. C.) a manos de Babilonia, en 587 a. C., y la consecuente esclavización de los judíos, Judea pasó a manos del Imperio persa (539 a. C.). En 516 a. C. se consagró el Segundo Templo. Tiempo después, Jerusalén cayó bajo el control del Imperio seléucida (dinastía suce-sora de Alejandro Magno, que había vencido a los persas en 333 a. C.). En 167 a. C. tuvo lugar la revuelta de los macabeos, que terminó por lograr la independencia de Judea, instaurando la dinastía asmonea, que duró hasta el año 63 a. C., cuando la región fue conquistada por Roma. En 66 d. C. tuvo lugar la Primera Guerra Judeo-Romana (o Gran Revuelta Judía), que terminó en 70 d. C. con la completa derrota judía y la destrucción del Segundo Templo (y el inicio de la diáspora), por el futuro emperador romano Tito.


Tinteros de Qumrán

En las ruinas de Qumrán, en la sala denominada scriptorium, que se creía era utilizada para hacer copias de manuscritos, se hallaron unos pocos tinteros. Dos de ellos (abajo) eran de cerámica, de factura modesta y de estilo romano. Otro tipo de tintero era mucho más elaborado, algo mayor (8 cm de altura, contra 6 cm de los tinteros de cerámica) y elaborado en bronce. Aunque estos implementos representan uno de los principales argumentos para vincular Qumrán con los manuscritos de las cuevas, no se han hallado rastros de pergaminos entre las ruinas. La tinta utilizada en los rollos es principalmente negra, aunque en algunos casos es de un tono azulado y, en muy pocos fragmentos, roja. Los exámenes realizados a la tinta han mostrado que estaba hecha a base de carbón. Se encontró tinta de ese tipo en el tintero de bronce.


Flavio Josefo

Josefo conocía bien a los ese-nios, pues afirmaba haber pasado un tiempo con ellos. Él decía de esta comunidad:
"Los esenios repudian el placer como un mal y consideran la continencia y la resistencia ante las pasiones como una virtud. Desprecian a los ricos, y su vida comunal es admirable. De hecho, es una ley que aquellos que ingresan a la secta deben entregar sus propiedades a la orden; así. ni la humillación de la pobreza ni el orgullo de la riqueza ha de verse ni remotamente entre ellos. Puesto que sus posesiones están mezcladas, existe para ellos, como para los hermanos, una propiedad única".


El scriptorium de Qumrán

En las ruinas de Qumrán destaca una sala alargada, que se conoce como scriptorium ("sala de lectura"), donde presuntamente se habrían copiado algunos de los textos que se hallaron en las cuevas cercanas. Sería una prueba del vínculo entre la cindadela y las grutas.



El origen de los textos

Los bancos y mesas (foto izquierda) encontrados por el historiador Roland de Vaux en el segundo piso del scn'ptorium de Qumrán son uno de los restos arqueológicos que apuntan a que en ese lugar se copiaban textos. No se hallaron manuscritos, pero si tinteros y jarras similares a los de las cuevas. La tinta de los tinteros coincide con la de los rollos.


¿Hubo una conjura para ocultarlos?

Entre los años 1950 y 1990, un aura de confusión rodeó la lenta publicación de los manuscritos. Surgieron toda clase de enfrentamientos entre quienes tuvieron en sus manos los escritos de Qumrán y quienes no podían acceder a ellos.

Desde que el dominico Roland de Vaux se hiciera cargo de la dirección del equipo de eruditos que trabajaran por primera vez en los manuscritos del Mar Muerto, desde finales de la década de 1940 hasta casi entrada la década de 1990, pareció como si hubiera querido ocultarse al mundo lo que se presentaba como uno de los tesoros arqueológicos más importantes de la Historia. El silencio respecto a la traducción de sus contenidos, el secretismo en relación con el número y locali/ación de los fragmentos descubiertos y los enfrentamientos entre instituciones y particulares jor-danos, israelitas y estadounidenses respecto de su propiedad, hicieron crecer, en el ámbito académico y científico internacional, las sospechas sobre una intencionada ocultación de los mismos. ¿Qué se decía en ellos que no pudiera hacerse público? ¿Qué impedía su correcta datación? ¿Por qué algunos de estos primeros investigadores otorgaron a unos manuscritos una gran antigüedad, mientras que otros mantuvieron lo contrario? ¿Acaso ponían en cuestión los principios del cristianismo? Si habían sido redactados o guardados en tiempos de Jesús de Nazaret, ¿acaso se hablaba en ellos, en un lenguaje cifrado, de los protagonistas del Nuevo Testamento?

EL SILENCIO DE LA IGLESIA
El Vaticano, responsable último de la comisión internacional de investigadores que presidía el dominico De Vaux -formada inicialmente por siete expertos, que luego aumentaron a unos 15-, callaba y se amparaba en la notable dificultad que presentaba para los especialistas la traducción y correcta interpretación de los miles de pequeños fragmentos hallados en Qumrán, algunos de los cuales solamente contenían un pequeño número de letras o palabras. Además, entre 1950 y 1960 aparecieron nuevos fragmentos de pergaminos, muchos de ellos no identificables, hallados por arqueólogos, beduinos y buscadores de tesoros, que fueron a parar a manos privadas, lo que incrementó las conjeturas al respecto. Hasta 1990 el equipo de expertos publicó apenas siete volúmenes de la editio princeps (la serie completa, Discoveries in the Judaean Desert, editada por Oxford Press, es de 40 volúmenes). Sólo un muy pequeño grupo de especialistas tenía acceso a los manuscritos, lo que generó grandes suspicacias. Cabe recordar, por último, que el turbulento clima político de la región durante la época no colaboró con el avance de las investigaciones.


Consulta de los rollos

El libre acceso a los manuscritos del Mar Muerto se logró en 1991 graciaa a dos hechos. El primero fue la decisión de La Huntington Library de permitir el acceso irrestricto a sus archivos de los rollos en microfilm. El segundo, la publicación del libro A Facsimile Edition of the dead sea scrolls, editado por Hershel Shanks, a través de la Biblical Archaeology Society, cuya autoría estuvo a cargo de Robert Eiseman y James Robinson. Al poco tiempo, la Autoridad de Antiguedades de Israel permitio el libre acceso a los manuscritos.


¿Qué misterio encierra el papiro 7Q5?
Si es cierto que el manuscrito 7Q5, datado entre 50 a. C. y 50 d. C., contiene un texto del Evangelio de Marcos, este pequeño papiro demostraría que el Evangelio está más cerca del Jesús histórico de lo que se creía.

La llamada cueva 7 de Qumrán posee características que la hacen especial respecto de las otras grutas del Mar Muerto donde se hallaron rollos. Es la única con documentos sólo escritos en griego (en la cueva 4 aparecieron cuatro textos en este idioma, pero también en hebreo y arameo); es la única en la que se hallaron papiros (en las demás se trata de pergaminos); contenía un texto del apócrifo Libro II de Baruc, que no apareció en el resto de las cuevas. Además, los 19 fragmentos de papiros que se hallaron estaban en el interior de un ánfora con una inscripción en tinta negra donde se lee "Rumah" ("Roma", en hebreo). Con todo, los primeros investigadores de Qumrán no le prestaron mayor atención, quizá porque los textos que escondía se hallaban en peor estado que muchos otros, lo que hacía más difícil su identificación. En principio se identificaron los fragmentos 7Q1 (Éxodo 28:4-7) y 7Q2 (versículos de Baruc de la Epístola de Jeremías), y el resto fueron calificados como de "probable procedencia bíblica", hasta que el papirólogo español Josep O'Callaghan (1922-2001), profesor del Instituto Bíblico de Roma y director del Seminario Papirológico de Sant Cugat (Barcelona), publicó en 1972 sus propias investigaciones.

IDENTIFICACIÓN DUDOSA

O'Callaghan concluyó que cuatro de los papiros (7Q5, 7Q6,7Q7 y 7Q15) contenían textos del Evangelio de Marcos, lo que levantó una gran polémica y, a la postre, le valió la pérdida de su autoridad en dicho campo. No obstante, algunos años después, el teólogo y papirólogo alemán Carsten Peter Thiede (1952-2004) refrendó la validez de sus trabajos. El profesor O'Callaghan partió del estudio del fragmento 7Q5 -escrito en "zierstil", el estilo de los escribas en la época de Heredes- que contiene cinco renglones sin interrupción de espacio entre palabras o frases, y 20 letras. Rastreó los textos del Antiguo Testamento, pero todos los intentos de identificación resultaron inútiles, hasta que probó con el Nuevo Testamento. Fue aquí donde creyó hallar una coincidencia lógica con el texto 6: 52-53 de Marcos, que dice: (52) "pues no habían comprendido lo de los panes, y sus corazones estaban endurecidos. (53) Cuando cruzaron, fueron a tierra en Genesaret, y amarraron el bote a tierra". El texto en griego tiene 122 letras. El papiro, 20. De ellas, ocho parecían estar en el lugar adecuado. Sin embargo, en los últimos años, especialistas como Daniel Wallace han considerado que la identificación de las letras no es del todo correcta.


¿Cuál es el consenso científico al respecto?

El texto más antiguo que se conserva de un Evangelio es el denominado P52, un pequeño fragmento (9x6 cm, aproximadamente) de un códice del Evangelio de Juan. A partir del examen paleográfico se ha datado este fragmento como de mediados del siglo II d. C. Esto significa que sería unos cien años posterior a la fecha en la que, a más tardar, se escribió el fragmento 7O5 de Qumrán, que algunos identifican con el Evan-gelio de Marcos (abajo, en una iluminación medieval). El consenso científico, en tanto, niega que exista evidencia de algún texto del Nuevo Testamento en Qumrán o en alguno de los sitios arqueológicos cercanos. Respecto de los textos griegos de las cuevas 4 y 7, todo lo que afirman los especialistas, como Emanuel Tov, es que los fragmentos contienen pasajes de la Septuaginta y del Libro de Enoc, y otros textos bíblicos (canónicos o apócrifos), muchos de los cuales aún no han sido identificados.


Fotografía infrarroja

Numerosos adelantos científicos facilitan un conocimiento más profundo de los manuscritos. Además de la fotografía convencional, que preserva la imagen de los rollos antes de que éstos continúen deteriorándose, la fotografía infrarroja permite ver textos que permanecen ocultos al ojo humano.


Radiación térmica

La luz visible, al igual que los rayos X y las ondas de radío, es un tipo de radiación electromagnética. Dentro del espectro electromagnético -que abarca la totalidad de este tipo de ondas-, la franja visible para el ojo humano va del color rojo al violeta o, dicho técnicamente, se sitúa en la longitud de onda entre 700 y 400 nanómetros. Los rayos ultravioleta son la radiación que está en una longitud de onda superior a la del color violeta; los infrarrojos, en tanto, son aquellos que están en una longitud inferior a la del color rojo. La radiación infrarroja, o radiación térmica, señala la emisión de calor de un cuerpo. Hay filtros fotográficos que permiten únicamente el paso de la luz infrarroja o de la ultravioleta, con lo que se obtienen imágenes que no se ven con el ojo desnudo.


DIFERENCIA NOTABLE

Cuando se fotografía un manuscrito con una cámara con filtro infrarrojo, la lente registra la diferencia entre el reflejo calórico de la tinta y el del pergamino, revelando una imagen clara y con buen contraste, aunque el manuscrito aparezca al ojo humano como una superficie oscura e ilegible. Esto ha permitido recuperar muchos fragmentos.



Medidas preventivas

En la actualidad, los investigadores utilizan una serie de cuidados con el objetivo de minimizar el desgaste progresivo al que se ven sometidos ios manuscritos. Entre ellos está trabajar con guantes esterilizados y con iluminación especial. Además, los rollos son conservados en ambientes a temperatura y humedad constantes, que disminuyen el peligro de deterioro.


Otras técnicas

Se ha realizado un buen número de exámenes a los rollos del Mar Muerto, no sólo para determinar con mayor precisión la datación exacta de los mismos sino también (mediante el examen de ADN) para fijar la proveniencia y producción de los pergaminos. El desarrollo de la ingeniería genetica, especialmente a partir de 198S, ha permitido estos estudios.



¿Dónde está el tesoro del Rollo de Cobre?

En 1952 se halló en la cueva 3 de Qumrán un rollo muy especial. No es de pergamino ni de papiro, sino de cobre, y en sus dos planchas está inscrita la localización de 64 lugares de Israel donde se escondían grandes riquezas.


El llamado Rollo de Cobre (3Q15)es I uno de los documentos más desconcertantes hallados en Qumrán. Apareció en no muy buen estado en la cueva 3 en 1952, y estaba formado por dos planchas enrolladas de cobre; el estado de corrosión del metal impedía extenderlas para su análisis. En 1956 se tomó la decisión de cortar el rollo en tiras. El trabajo, supervisado por el británico John Allegro, estuvo a cargo del profesor Henry Wright Baker, de la Universidad de Manchester, quien lo seccionó en 23 partes con una sierra circular diseñada especialmente para tal fin. Una vez abierto llegó la sorpresa. El rollo contenía un listado en hebreo de 64 lugares de Israel (en áreas al sur de Hebrón, en el antiguo Tamar; cerca de Shechem; en Jerusa-lén y cerca de Jericó) en los cuales, según el documento, se hallaban escondidos valiosos objetos de oro y plata. Era el mapa de un fabuloso tesoro.

ESCRITURA INUSUAL

El rollo había sido grabado, además, en un estilo de escritura completamente inusual -algunos párrafos parecen escritos en un hebreo unos 800 años más antiguo que el rollo, y otros en el hebreo hablado de su tiempo- y en absoluto parecido al resto de los documentos hallados en Qumrán. Parece haber sido trabajado por alguien que no hablara la lengua en la que fue escrito (quizá para preservar el secreto de su contenido), pues contiene una treintena de errores en la redacción y la ortografía. Siete de los nombres de los lugares que describe están seguidos de letras mayúsculas en griego (que, en total, suman 16 letras), las que todavía constituyen un misterio. El rollo da indicaciones
precisas, incluidos nombres de lugares, ciudades y calles, para el hallazgo de un tesoro que, en su conjunto, puede cifrarse en varias toneladas de monedas de oro y plata de muy alto valor económico (hay quien lo ha valorado en, al menos, mil millones de dólares), y de incalculable valor histórico. Especifica, por ejemplo que "en la cisterna de irrigación de Shaveh, en la salida que hay allí, hay enterrados a once codos 70 talentos de plata", o que "en la cueva que está cerca de la fuente que pertenece a la casa de Hakkoz, excavar seis codos. [Hay] seis barras de oro". La relación completa del tesoro finaliza con la mención de un duplicado del rollo al que se ha denominado el Rollo de Plata, que contendría detalles adicionales sobre la localización de los lugares. Arqueólogos y cazadores de tesoros aún lo buscan en el desierto israelí.


¿Dónde está el botín?

No se ha encontrado ninguno de los tesoros del Rollo de Cobre. En parte puede deberse a que los nombres de las localidades que se mencionan en el texto ya no existen. También se culpa a una deliberada oscuridad del texto, mientras que otros opinan que el tesoro fue saqueado en algún momento de los dos milenios que pasaron desde que fue escrito. No ha faltado quien argumentara que el Rollo de Cobre podría haber sido tan sólo un fraude de la época, un rumor del antiguo pueblo judío, que habría grabado el rollo con la intención de desorientar a quien intentara localizarlo.


¿Era el tesoro del Templo de Jerusalén?

La mayoría de los estudiosos está de acuerdo en que es muy poco probable que la relación de tesoros que contiene el Rollo de Cobre se refiera a las riquezas de una comunidad como la de los esenios. Sus normas de comportamiento los obligaba a renunciar a la propiedad y a vivir en un ascetismo extremo, aunque es posible que precisamente debido a esta renuncia a los bienes materiales, éstos hubieran sido escondidos en diferentes lugares, quién sabe si con la intención de que fueran donados al templo o usados en favor de la comunidad en momentos de necesidad. Se ha conjeturado también que el tesoro fuera el del Segundo Templo de Jerusalén (abajo, en una reconstrucción), aunque el historiador judío Flavio Josefo, autor de la Historia de la guerra judía, aseguró que el tesoro todavía estaba en el templo cuando los romanos lo derribaron. Por otra parte, el Arco de Tito, en Roma, muestra una imagen de los principales objetos y mobiliario del Templo de Jerusalén siendo trasladados en un desfile a través de las puertas de Roma hasta el foro.

Hallazgos entre las ruinas

Las excavaciones realizadas en Qumrán han revelado un tesoro arqueológico de enorme valor para conocer mejor a los habitantes del lugar. Pero también surgen incógnitas: ¿por qué se hallaron vasijas repletas de monedas en lo que se supone era una comunidad monástica y aislada del mundo?


Monedas de plata

Una gran cantidad de monedas halladas en Qumrán (así como objetos de vidrio y finas vasijas) demuestra que el sitio mantenía un activo y floreciente comercio, algo que parece contradecir la imagen austera de la comunidad del lugar. Roland de Vanx halló casi 700 monedas de cobre y, en 1955, tres jarrones llenos por completo de monedas de plata: en total había unas 560 piezas, y la boca de los jarrones estaba cubierta por tapones de fibra de palmera. Estas monedas habían sido acuñadas, en su mayor parte, en la ciudad de Tiro (hoy, en Líbano). Una de las hipótesis para explicar su presencia es que podrían haber sido parte de los bienes que dejaban los recién iniciados en la comunidad. También se creyó que podían haber sido el depósito de un impuesto para el Templo, que cada judío debía pagar al llegar a la mayoría de edad. No obstante, el análisis reciente de las monedas llevó a pensar que el conjunto de monedas de plata pudo haber formado parte de un pago para tropas romanas asentadas en el lugar o cercanías, luego de la derrota de Qumrán a manos de éstas.









¿Quién era el Maestro de Justicia?

Varios textos del Mar Muerto hablan de un "Maestro de Justicia", un líder de la comunidad de Qumrán que habría llevado a los suyos hasta el exilio. Algunas hipótesis lo identifican con personajes del primer cristianismo.


Los esenios se habrían constituido como comunidad hacia el año 175 a. G, en la

época de Antíoco IV Epífanes, rey del Imperio seléucida (sucesor del de Alejandro Magno). Este grupo judío se habría opuesto a la heleniza-ción que se quería introducir en Judea, por lo cual se habría retirado al desierto. La figura del "Maestro de Justicia" o "de Rectitud", habría surgido alrededor del año 155 a. C. con el objeto de liderar la restauración de un orden teocrático en Israel. En 152 a. C. se designó sumo sacerdote de Jerusalén a Jonatán Macabeo, que ya era la cabeza del nuevo reino independiente judío que había vencido a los seléucidas en el año 164 a. C. El "Maestro de Justicia" rechazó reconocer tal nombramiento, pues Jonatán no era de la descendencia de Aarón ni de la casa de Sadoc, y se exilió con un grupo de seguidores. Es muy posible que Qumrán fuera el lugar elegido para su residencia (se le suele considerar el fundador de la comunidad del lugar), y puede que allí muriera, a manos de alguien conocido como "Sacerdote Impío", que algunos identifican con el propio Jonatán Macabeo. Análisis recientes de los textos apuntan a que habría habido varios "Maestros de Justicia", además del fundador, como una suerte de título transmitido por generaciones.


ORIGEN DEL CRISTIANISMO
Algunos estudiosos han querido vincular la génesis del cristianismo primitivo con este líder venerado por la comunidad de Qumrán. Se han postulado hipótesis contradictorias al respecto, sin mucho consenso en la comunidad científica: se ha dicho tanto que Jesús fue el Maestro de Justicia, como que fue el Sacerdote Impío. Con el hallazgo de los docu-

mentos de Qumrán y el conocimiento sobre sus reglas de vida, algunos investigadores trazaron una serie de curiosos paralelismos entre determinados ritos, instituciones y liturgia de los habitantes de Qumrán y el cristianismo: se cree que los pobladores de Qumrán contaron con un consejo de doce miembros, integrantes de una casta sacerdotal, y se sabe que comían en común y daban al hecho un carácter sacrificial, a la vez que consideraban el comedor como un santuario; oraban en comunidad; practicaban baños rituales y de purificación y también la caridad. Las coincidencias, no obstante, parecen tener menos peso de lo que podría pensarse: las diferencias entre los esenios y el cristianismo primitivo, afirman los principales estudiosos bíblicos, pesan mucho más que las correspondencias, fortuitas o demasiado generales, debidas a un ambiente común a esta época agitada.


¿Era miembro de los esenios Juan el Bautista?

Desde el punto de vista histórico, parece que los esenios habrían influido más en la segunda generación de cristianos que en las figuras de Jesús o Juan el Bautista, que pudieron haber conocido el esenismo extendido por Palestina o en el propio Jerusalén más que el de la comunidad de Qumrán. Para algunos autores, las similitudes no se deben tanto a un contacto perfectamente posible entre cristianos y esenios, como a que ambas sectas devienen de una tradición común del judaismo mesiánico de resistencia. De aquí parten también las hipótesis que ven a Juan el Bautista como un esenio. Su vida ascética induce a considerarlo como tal, pero sus llamamientos al poder civil y su mensaje de conversión lo alejan de sus parámetros. Así, Juan el Bautista podría haber sido un esenio apartado de Qumrán que tomó una actitud activa frente a la monarquía corrupta. Lo cierto es que no se puede afirmar ni negar esta proposición; lo que es seguro es que tanto los esenios como Juan convivieron en un medio ascético e ideológico común.

 

Hipótesis alternativas
¿Existe un código secreto en el Rollo de Cobre?


Entre el texto hebreo del Rollo de Cobre, que describe la localización de diversos tesoros, hay 16 letras griegas. Un investigador independiente (el ingeniero Robert Fea-ther, autor de The Secret Initiation of Jesús at Qumrari), juntó las 10 primeras letras y observó con sorpresa que se había formado la palabra Akenatón, el nombre del "faraón hereje" de Egipto, antecesor y padre de Tutan-kamón. Para este autor, Akenatón fue el primer monoteísta, a la vez que el precursor de las religiones monoteístas (judaismo, cristianismo e islam).
Su nombre en el Rollo de Cobre puede ser visto como un testimonio del reconocimiento judío hacia el faraón, que vivió más de mil años antes de la composición de los manuscritos. Feather piensa que el Rollo de Cobre debe haber sido una copia de un documento mucho más antiguo, más cercano a la época de Akenatón. No obstante, no deja de echarse en falta alguna otra mención al polémico faraón dentro del corpus de obras tradicionales judías. Además de esta hipótesis controvertida, Feather también piensa que Jesús pasó sus años de formación (sobre los cuales los Evangelios no comentan nada) en Qumrán, donde fue iniciado en la comunidad de los esenios, de manera que esta comunidad sería el núcleo a partir del cual surgió el cristianismo.


¿Ocultó la Iglesia el contenido de los rollos?

En 1991 se publicó la obra El engaño de los manuscritos del Mar Muerto, & cargo de los periodistas Michael Baigent y Richard Leigh (más conocidos por su libro El enigma sagrado, que plantea que Jesús se habría casado con María Magdalena). En £7 engaño... -apoyándose en los muchos años de silencio de los investigadores, y también en las tesis de Robert H. Eisenman- se sostiene que un puñado de especialistas religiosos, bajo el control del Vaticano, habría conspirado para ocultar determinados contenidos de los manuscritos que, al parecer, podrían socavar los principios del cristianismo. En la obra, en cuya primera parte se pone de manifiesto cómo se deterioraron las relaciones entre los miembros de la comisión de expertos, los autores describen los rollos, los arreglos para su publicación, el supuesto consenso que se dio al respecto y todos los problemas que de ello se derivaron. Y sostienen que la ocultación de los textos "comprometedores" para el cristianismo habría sido no sólo intencionada, sino dirigida por las altas esferas de la Iglesia católica.


¿Están los textos escritos en clave?

Existe una serie de manuscritos denominados pesher ("interpretación" o "comentario"), que consisten en explicaciones de las Escrituras, las que se interpretan según distintos niveles de comprensión: uno literal, para los lectores de conocimiento limitado, y uno oculto, para aquellos de mayor saber. La escritora australiana Barbara Thiering (1930) considera que el mismo método se habría aplicado, tiempo después, en los Evangelios. Sobre esta base, la autora niega que los milagros en la vida de Jesús (el nacimiento virginal, la crucifixión, la resurrección, entre otros) sean hechos reales. En cambio, estas referencias habrían sido ficciones construidas deliberadamente por los autores de los Evangelios, con el objeto de ocultar eventos simbólicos de significación esotérica. La exégesis de Thiering la lleva a ver en el Maestro de Justicia a Juan el Bautista, mientras que Jesús sería el Sacerdote Impío; Jesús se habría casado con María Magdalena, con la que tuvo dos hijos, de la que luego se divorció, para volver a casarse con otra mujer. La comunidad científica no comparte ninguno de sus planteos.


¿Consumían hongos los autores de los manuscritos?

En 1970, el británico John Marco Allegro (1923-1988) publicó TheSacredMushroom andthe Cross ("El hongo sagrado y la Cruz"), un libro que causó polémica y destruyó su reputación. Hasta esa época, Allegro era un especialista de primer nivel mundial en temas semíticos, lingüista y experto en hebreo y griego. Comenzó a trabajar en el equipo oficia! de los manuscritos del Mar Muerto en 1953. Estuvo a cargo de la trabajosa traducción de los textos de la cueva 4 (la que cuenta con mayor cantidad de fragmentos) y supervisó la apertura del Rollo de Cobre. En ambos casos publicó sus resultados antes de que salieran las ediciones oficiales. Estas decisiones generaron fricciones con el equipo de traducción, y finalmente debió renunciar a su posición. A partir de entonces Allegro se dedicó por completo a escribir. En TheSacredMushroom andthe Cross, el autor plantea que los esenios fueron el germen a partir del cual surgió el cristianismo. Afirma también que diversos grupos judíos, entre los que incluía a los esenios, seguían un culto de fertilidad con ritos de carácter sexual, lo cual incluía la ingesta de hongos alucinógenos (Amanita muscaria). Aunque esta obra le trajo el completo descrédito de la comunidad científica, algunos investigadores alternativos -como Judith Anne Brown o Jan Irvin- recientemente han recuperado sus hipótesis.


¿Es la Última Cena un rito esenio?

Otro de los supuestos vínculos entre el primer cristianismo y los esenios es la Ultima Cena. En el documento llamado Reglamento de la Comunidad se menciona a un sacerdote que bendice el alimento y el vino en una comida común, y en el Reglamento de la Congregación de los esenios se habla de una comida que será presidida por dos Mesías. La investigadora francesa Annie Jau-bert (1912-1980) propuso que la cena de Jesús con sus discípulos habría tenido lugar de acuerdo con el calendario solar de los esenios. Sin embargo, como ya señaló el alemán Josef Blinzler (1910-1970), no es siquiera seguro que la Última Cena haya sido una cena pascual.


¿Eran los saduceos los habitantes de Qumrán?

Contra la posición académica mayoritaria, que adjudica la autoría de los manuscritos del Mar Muerto a los esenios (o bien a un desprendimiento de este grupo), Lawrence H. Schiffman, profesor de estudios hebreos y judaicos en la Universidad de Nueva York, sugiere que los redactores de los manuscritos eran saduceos que habían sido apartados del poder por Heredes. Según escribe Schiffman en su artículo The Sadducean Origins ofthe Dead Sea Scroll Sect (1992), el texto llamado Carta Halájica (o manuscrito 4QMMT) postula leyes de conducta virtualmente idénticas a las seguidas por los saduceos.
En Qumrán se encontraron, además, fragmentos de un texto ya conocido desde el siglo XIX, denominado Documento de Damasco, que también se considera de origen saduceo (de hecho, anteriormente este manuscrito era conocido como Fragmentos sadoquitas).
Por último, en los manuscritos pertenecientes a la propia comunidad de Qumrán, ésta se define a sí misma como "los hijos de Sadoq" (quien fue el sumo sacerdote en tiempos de Salomón, y de donde proviene el término "saduceo"), la misma auto-adscripción utilizada por los saduceos.
Sin embargo, otras creencias y ritos seguidos por la comunidad de Qumrán se oponen directamente a los mantenidos por los saduceos. Éstos, por ejemplo, negaban la existencia de los ángeles, de la inmortalidad del alma y la resurrección. Un escenario hipotético posible es que esta escisión de los saduceos tuviera creencias diferentes del grupo principal de saduceos respecto de dichos temas. También se especula que la referencia a los "hijos de Sadoq" sea simplemente una manera de dar prestigio y legitimidad a la comunidad.


¿Hay horóscopos entre los manuscritos?

A pesar de que la Biblia prohibe la adoración de los cuerpos celestes, así como la adivinación a partir del estudio de los astros (o de otro tipo), ha habido prácticas astrológicas en el mundo judío (en donde los astros se reinter-pretan como ángeles, y no como dioses). Se han encontrado, entre los documentos de las cuevas de Qumrán, algunos textos con consideraciones astrológicas, particularmente en la cueva 4 (4Q186,4Q534,4Q561). En ellos se combinan datos de los astros con otros de fisiognomía (el estudio de la personalidad a partir del rostro y la fisonomía del individuo) para determinar eventos y características del destino de una persona. La idea que subyace a este pensamiento es que el cuerpo (microcosmos) no es sino un reflejo del Universo (macrocosmos). Para evitar que el texto fuera fácilmente comprendido, el autor escribió de izquierda a derecha (en sentido contrario al hebreo), utilizando distintas lenguas: griego, hebreo y arameo. Un pasaje, por ejemplo, dice: "Este es el signo en que nació: en el pie del Toro. Será pobre; su animal es el toro" Otro texto (4Q318) interpreta los truenos para predecir el futuro.


¿Son los esenios una invención?

Una profesora de religión y filosofía judía, la israelí Rachel Elior (1949), considera también que los autores de los manuscritos fueron saduceos, pero va más allá. Según ella, los esenios fueron un invento del historiador judío romano Flavio Josefo. Se inspiró, según Elior, en la estricta vida de los habitantes de la ciudad griega de Esparta. El primer autor que menciona a los esenios, Filón de Alejandría, se habría referido a una sociedad utópica, antes que a una comunidad histórica. La investigadora señala que no existen menciones de los esenios ni en el Antiguo Testamento, ni en el Nuevo Testamento, ni en los manuscritos. Por otra parte, la profesora afirma que es inexplicable que jamás se haya mencionado en algún texto judío a una comunidad que practicaba la castidad, una característica llamativa, que está en contra de la ley bíblica que exhorta: "Id y multiplicaos". No obstante, se ha señalado la dificultad de que Josefo haya inventado a los esenios, más aún cuando Filón de Alejandría (que había estado en Jerusalén) y Plinio el Viejo ya los habían mencionado.


  

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