miércoles, 1 de septiembre de 2010

Ramona Llimargas

En el siglo XVII Sor Maria de Jesús de greda sacudió los cimientos de la España inquisitorial con sus milagros y supuestas bilocaciones. Sin embargo, no hace tantos años, Ramona Llimargas, una mujer de escasa cultura y pocos recursos económicos, volvió a ser objeto, como dirían sus hermanas, de los caprichos de la Providencia. En los tormentosos años de la Guerra Civil, lo inexplicable volvió a hacer acto de presencia en el mundo conventual español. 



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FUENTE: Revista Española ENIGMAS Nº 162 (visita www.akasico.com)




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Hoy, en la Masía de Can Trilla (Barcelona), la pequeña comunidad de Las Hermanas de Jesús Padente guarda con gran recelo . ce.o: . el recuerdo de su fundadora. Ramona María del Remedio Teresa Uimargas Soler, cuya vida no es sino un rastro de penitencia y fenómenos sobrenaturales.
Nació a las afueras de Vic, en la comarca de Osona -provincia de Barcelona- un 24 de marzo de 1892. Su hogar carecía de todo lujo o confort, y el frío y la humedad eran los visitantes más asiduos en la casa. Desde pequeña, Nona, que así era llamada en el entorno familiar siendo niña, tuvo que lidiar con una vida dura. Sus padres, un labrador y un ama de casa, pobres y analfabetos, no pudieron darle una educación adecuada ni las suficientes atenciones afectivas. Aprendió a leer y a escribir y, aunque terminó olvidando lo segundo, los libros de santos impidieron que le sucediera lo mismo con la lectura. Sin embargo, no aprendió otra lengua distinta a la materna, el catalán.
Sus carencias afectivas fueron, no obstante, satisfechas con una intensa vida espiritual que desde muy joven comenzó a desarrollar. La cercanía de un convento franciscano a su casa facilitó su acercamiento a la religión. A los seis años ya se confesaba con un franciscano y a los siete recibió su Primera Comunión. Pero Nona no era una niña como las demás, caminaba muchas veces absorta en sus pensamientos y era protagonista de situaciones insólitas. No sólo resultó afortunada por el hecho de ser la única entre siete u ocho hermanos que sobrevivió, sino que a los tres años se curó milagrasamente de una poliomielitis, posteriormente de la dislexia y luego de la secuela de una parálisis infantil que le anquilosaba una pierna.
La joven fue encaminando poco a poco su vida hacia el servicio a Dios. Pero lo que realmente la llevó a tomar ese sendero fueron los fenómenos sobrenaturales que en su vida se dieron cita. Cuentan que a los nueve años se le apareció Jesús con la cruz a cuestas para decirle que seria fundadora. Mensaje cuyo significado eran temprano para descifrar, pero que no tardó en ser pregonado por la ingenua Nona entre sus amigas, diciendo que sena "fundidora". Éstas y otras extravagancias, producto de sus ensimismamientos religiosos, eran motivo de burla en el barrio y de reprimendas por parte de su madre, quien afirmaba que "era una desgracia tener una hija así". Su padre, en cambio, hortelano de los conventos del Saits y de las Sacramentarías, la quena y admiraba en silencio.



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En esta pagina, una de las pocas imágenes que se conservan de la madre Ramona limargas. cuyos supuestos proágios y vabcnos son a día de hoy motivo de fuertes controversias entre sus acollos y sus detractores.


• Una infancia difícil

Al crecer, Nona se transformó en una joven guapa, morena, de mediana estatura, ojos claros y cejas espesas. Aunque perdió la dentadura muy pronto, nunca se la arregló, conservando siempre su sencillez y modales rústicos. Su intención de convertirse en sierva de Dios se hacía cada vez más patente, para desgracia de su madre, que quería
casarla como fuera. El único pretendiente que tuvo y que, animado por su madre, le pidió entablar una relación, no salió bien parado al recibir por respuesta "no intentes pasar adelante, porque si llegamos al altar diré que no".
Sin embargo, Ramona no era tomada completamente en serio. Sus rudos modales contrastaban con la religiosidad y misticismo que la embargaban. Su incultura y extrema sencillez, acompañadas de sus habituales "ataques" espirituales o visiones celestiales, en lugar de admiración causaban regodeo. Muchas de esas burlas y menosprecios venían del desconocimiento. Su costumbre de llevar delantal por la calle no era sino consejo de uno de sus confesores, un franciscano que lo consideró una buena práctica para para probarla y humillarla.
El resultado fue que la gente pensaba que no tenía demasiadas luces. A veces se quedaba absorta en plena calle mientras paseaba. Además, Ramona se quedaba extasiada después de comulgar, tanto, que un disminuido psíquico que frecuentaba la iglesia decía que "dormía con los ojos abiertos". Durante estos éxtasis perdía el control de su cuerpo, caía al suelo de rodillas, y su rostro se transfiguraba; incluso, según varios testimonios, a veces su cuerpo se elevaba unos centímetros por encima del suelo.
Cuenta la hermana Filomena Font, que fue testigo en dos ocasiones de sus éxtasis, que en ese momento tenía los ojos muy abiertos y brillantes, mirando fijamente a un punto determinado: "Se quedaba completamente inmóvil y su rostro se hacía más bello".
La Madre Mana Luisa, quien también pudo observarla en éxtasis, declaró que "su semblante se transfiguraba pareciendo de aspecto más joven, más bello y con una candidez tan celestial en su mirada y en toda su cara, que inspiraba mucha devoción". Estos episodios, como es lógico, producían desconcierto entre la gente y de ahí que fuera llamada Ramona la "encantada" durante sus años de juventud en Vic.


• Los años de la guerra fratricida

Con el tiempo, Ramona comprendió el mensaje que había "recibido" de Cristo en su niñez y sin vacilar enfocó todos sus esfuerzos hacia la fundación de una obra mediante la que poder agradarle: ayudando a los enfermos pobres. Pero la enfermedad de sus padres primero y la guerra después le impidieron tomar este camino de inmediato. Sin embargo, durante este período atroz, su actividad fue enormemente prolífica y milagrosa.
Su labor se debatía entre la ayuda a religiosos y la atención a enfermos o heridos de guerra. De hecho, Ramona tuvo escondidos durante unos días al obispo de Vic, Dr. Juan Perelló i Pou, y a otros religiosos, motivo por el cual la milicia republicana apareció en su casa exigiéndole que revelase dónde los tenía escondidos. Con gran valentía, les espetó: "no sé dónde están, pero si lo supiera, tampoco os lo dina". Así que se la llevaron a un descampado para asesinarla, pero justo en ese momento pasó por allí Francisco Freixenet, jefe de las milicias antifascistas de Vic. Dio la casualidad de que Ramona había curado a su hijo de dos años en un momento de asfixia y al reconocerla, Freixenet le dio un salvoconducto para huir.
A partir de octubre de 1938 Ramona empezó a frecuentar la masía de El Puyol, en Calldetenas. Allí vivía la familia Alsina-Casany, cuyos cinco hijos enfermaron gravemente de tifus, motivo por el que avisaron a la religiosa, que ya era conocida por sus milagrosas curaciones. Los niños consiguieron curarse de la que por entonces era una enfermedad muy contagiosa y con frecuencia mortal. Con el tiempo se quedó a vivir allí largas temporadas y así conoció a Mercedes Alsina, la hija mayor de la familia, de 19 años, quien la acompañara en su empresa fundacional.
A Ramona le atribuían también la facultad de predecir el porvenir. En su estancia con los Alsina-Casani anunció que tres de sus hijos se harían religiosos; también que un familiar regresaría sano y salvo de la guerra, y así sucedió. Pero sin duda el pronóstico más relevante fue la revelación de la Guerra Civil. Durante la misma, la beata ayudó a innumerables enfermos en el campo de batalla, en los hospitales, en las trin-
cheras... y aún viviendo en la masía. Esto sólo era posible al parecer mediante la bi-locación, fenómeno por el cual una misma persona se halla en dos lugares al mismo tiempo. En esos momentos permanecía ausente, ensimismada. Uno de esos heridos a los que ayudó reconoció, al ver una foto suya en la masía de Las Hermanas de Jesús Paciente, que la había visto en un hospital atendiendo a los enfermos.



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Sobre estas líneas, el crucifijo que Ramona Limargas levaba siempre consiga y en el que se puede apreciar una muesca que, según sus Hermanas, se trata de una dentellada del mismo diablo. En la imagen de la derecha, el ataúd con el cuerpo de la beata antes de ser trasladado al camposanto.


• Conversaciones con Franco

Nuestra protagonista fue conocida principalmente por sus encuentros con Francisco Franco, a quien transmitía los "mensajes celestiales" que decía recibir. Durante la Guerra Civil, el bando nacional apoyaba el catolicismo y el republicano era fundamentalmente ateo. Así que la actitud de Ramona siempre fue más partidaria del primero, sin embargo, se sabe que también transmitió mensajes a los republicanos.
La primera vez que Uimargas se apareció ante Franco, éste le preguntó si podía rezar un avemaria con él, a lo que Ramona respondió: "no uno, sino tres". Franco también le pidió que hablara en castellano pero ésta respondió que no sabía. Posteriormente, el general preguntó que quién había dejado entrara aquella mujer, pero los guardias dijeron no haber visto a nadie. Al regresar a su despacho, el dictador vio que Ramona había desaparecido.
En otra ocasión, Franco quiso presentársela a su esposa Carmen Polo, pero ocurrió que Ramona, que empezó a ser conocida como "Ramona, la catalana", volvió a desaparecerantes de tiempo. A pesar de que Carmen Polo nunca llegó a vería, declaró ante el notario José Ángel Martínez Sanchís el 6 de julio de 1983 en Madrid que, estando en Salamanca, en el Cuartel General -Palacio Episcopal-, en los últimos meses de 1936, Franco recibió unavisita de una religiosa. Los ayudantes, extrañados de que el general hablara, miraron por la cerradura y observaron a una religiosa que no habían visto entrar allí.
Durante estas supuestas bilocaciones, que ocurrieron en su mayoría cuando Ramona vivía en la Masía de El Puyol, ésta vestía de negro con una falda muy larga y la cabeza cubierta con una mantilla muy tupida, por lo que no es extraño que la tomaran por monja. Entre los mensajes que transmitió a Franco se hallan advertencias, consejos, indicaciones. Le animaba a que fuera a la batalla sin miedo porque "no le iba a pasar nada", pero también le previno en una ocasión de que no fuera a Zaragoza a un banquete, pues al parecer querían envenenarle. También le avisó de que no entrase en la II Guerra Mundial y en presencia de su confidente, la Hermana Mercedes Alsina, comentó: "Pobre de él si entra en guerra, ¡bien sabe lo que le ocurriría!".
Fueron muchos los encuentros y en uno de ellos Franco le avisó de que la busca-n'a. Ramona respondió sonriente: "aunque me busque, no me encontrará: estoy en una casa de campo en Vic y no me encontrara". Miembros de la escolta de Franco atestiguaron que en
los numerosos viajes que el militar hizo por España de 1936 a 1939, cuando pasaba junto a una ermita o capilla, ordenaba parar el coche y entraba a rezar. En más de una ocasión se le oyó hablar con una señora, aunque supuestamente estaba solo en la capilla
y, cuando le preguntaban, decía que hablaba con "la catalana Madre Ramona". Parece que Ramona también tenía la virtud de ver el alma de las personas y afirmaba que le dolía especialmente cuando sacerdotes o personas consagradas comulgaban en pecado. Entonces tenía la obligación de corregirlos si Dios, decía, así se lo manifestaba, ofreciéndose para hacer penitencia y expiar por ellos.
Su incidencia en la mortificación y sacrificio llegaba a tales extremos que a veces echaba ceniza en la leche que tomaba, o bien usaba cilicio. Sin embargo, los avisos sobre sacerdotes que no cumplían bien sus funciones le trajeron importantes desavenencias.
La Hermana Mana cuenta que el poco dinero que tenía lo destinaba a celebrar misas por estos pecadores.

Decía recibir mensajes de los difuntos, como en el caso de Ramón Alsina, muerto tras una larga y dolorosa enfermedad. Su "alma" se le apareció para comunicarle que no podía entrar en el Cielo porque tenía que pagar una pequeña deuda. Ramona satisfizo aquel compromiso y se lo comunicó a la familia del difunto.
Ramona intentaba ocultar todos estos "dones", pero no era algo fácil. Pidió consejo a varios sacerdotes, pero no encontró mucho consuelo, ya que o bien le decían que era fruto del diablo o bien de Dios.


• Las últimas horas

Ramona falleció antes de ver terminada su obra y dejando muchas cosas inconclusas, pero su muerte fue deseada por ella misma. A partir del 20 de abril de 1940, justo cuando más la necesitaban sus acolitas, se metió en cama para no levantarse más. Un cáncer de pecho la devoró por dentro y le provocó un enorme sufrimiento, pues no quiso calmantes ni anestesias, para tratar de emular más a Jesús en su padecimiento.
El origen de este cáncer, según sus seguidores, fue un gesto de total generosidad y desprendimiento por parte de Ramona. Durante la guerra ella cuidaba a una madre enferma de cáncer, y puesto que ésta tenía muchos hijos y era muy necesaria en su hogar, pidió a Dios que le "traspasara" el cáncer a ella. La mujer se curó y Ramona desarrolló la enfermedad. Murió el ocho de octubre de 1940, a los 48 años, cuando las cinco hermanas eran aún un grupo de seglares sin hábito y ahora sin guía en el camino.
Fue enterrada en el cementerio de Sarria, pero hoy sus restos descansan en la Masía de CanTrilla. Actualmente las hermanas luchan por beatificarla, un proceso difícil pero a su juicio merecido, puesto que quien descansa en esos fríos mármoles y tras esa oscura lápida es para ellas una santa.


• Entrevistamos a la hermana María, de las Hermanas de Jesús Paciente

Ramona era una persona un tanto especial y aseguran que poseía dotes sobrenaturales...
Cierto, sabemos que es así aunque desgraciadamente los documentos que atestiguan todo esto, como los escritos de su confesor, se quemaron y es por ello que no tenemos las declaraciones de los testigos. Todo se tuvo que volver a reconstruir. De donde más datos se tienen es de su estancia en Calldetenas.

¿Como era la madre Ramona?
Era muy sencilla y humilde, no sólo en su apariencia sino también en su for-
ma de ser. Hubo dos cosas en su vida que la marcaron: su madre no la quiso, precisamente por estos acontecimientos sobrenaturales que fueron la otra cosa que determinó su vida.

¿Padeció realmente estigmas?
Sí. aunque no tan llamativos como los del Padre Pío. Por ejemplo, su último año de vida tuvo estigmas durante la Semana Santa, pero no los vio nadie más que las que estaban en casa.

¿Qué nos puede contar de sus encuentros con Franco y los mensajes que le transmitió?
Transmitió mensajes como en la Batalla del Ebro. Allí se derramó mucha sangre y no se veía el fin del combate. Ramona dio unas directrices a Franco, cambiando todos los planes y a los tres días aquello terminó.

¿Hay testigos que han hablado de sus apariciones en la guerra?
Sí. hay testimonios. Aquí mismo -en la masía Can Trilla-, tenemos un dispensario para poner inyecciones y en una ocasión vino un hombre a ponerse una y vio su foto, comentando a continuación: "ésta, cuando yo estaba en la guerra, nos vino a auxiliar" y su mujer dijo: "anda calla, calla... si ésta vivía aquí en Barcelona y tú estabas allá...": pero el hombre seguía insistiendo en que era ella.

En cuanto a las bilocaciones, ¿Qué nos puede contar?
Durante estos fenómenos ella estaba como adormecida en el lugar en el que permanecía su cuerpo, aunque hacía vida normal. En una ocasión estando en la casa de la Hermana Dolores Ausió. monja clarisa, estuvo ausente durante tres días. Ausió declaró que "durante dos o tres días sólo hablaba lo indispensable y actuaba como por rutina. Pasados estos días vino a casa a comer en estado normal y dijo: "Gracias a Dios, ya estoy aquí". Y ella le dijo, "pero si no te has movido de aquí". Cuando le preguntaron dijo que el Señor la había enviado al Sur de España a visitar a un general.

¿Es verdad que realizó milagros?
Aunque no se reconocen como tales y no hay documentos, hizo muchos milagros curando a enfermos, como el caso de los hijos de la familia Alsina-Casany. Uno sobre el que sí hay testimonio es el caso de la sirvienta de una señora que ayudó económicamente a las Hermanas. Esta mujer, que luego se hizo monja, me dijo que hacía mucho tiempo que le dolía una rodilla, pero no fue a ningún médico. Se le ocurrió decírselo a Ramona y ésta la tocó levemente la rodilla enferma y dijo "eso no es nada" y el dolor desapareció instantáneamente para no volver a aparecer más.


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