martes, 18 de mayo de 2010

¿Voces desde la Atlántida?


Desde finales de la década de los sesenta una medium italiana ya fallecida mantuvo, presuntamente, comunicación con varias entidades procedentes de la Atlantida. Parte de esos mensajes han visto la luz recientemente. En ellos, los supuestos atlantes hablan del continente perdido y de las causas que llevaron a su destrucción.
CCOO ha tenido acceso a estos documentos...

¿Voces desde la Atlántida?

El continente perdido, según unos extraños mensajes mediúmnicos...
FUENTE: Revista MAS ALLA Nº 249


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Lejos de ser una novedad, las informaciones relativas a la Atlántida son muy numerosas, sobre lodo en lo que se refieren a su presunto emplazamiento. Sin embargo, la informaciónque ofrecemos a los lectores de CCOO en este reportaje no tiene nada que ver con lo que se ha escrito hasta la fecha. Se traía de una serie de mensajes mediúmnicos vinculados a esta mítica civilización.
Somos conscientes de que esos escritos necesitan una detallada puntualización que disipe las dudas soba1 su autenticidad. Por eso, antes de emperar su análisis queremos exponer que durante nuestra investigación nos aseguraron que los textos -custodiados por los expertos del Gmpo de Florencia- son una transcripción exacta de las grabaciones de las sesiones realizadas por una médium ya desaparecida que pidió permanecer en el anonimato incluso después de su muelle. Al parecer, esta mujer, de bajísimo nivel cultural, jamás había leído nada sobre la Allántida, algo que parece increíble Iras examinar la información a la que presuntamente tuvo acceso. Ella contactaba principalmente con una entidad llamada Menessea, a la que también se refería como "el maestro", que se presentaba como el último sacerdote atlante.

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• LA ATLÁNTIDA, SEGÚN MENESSEA

Platón describió la Atlántida como una isla más grande que Libia y Asia juntas rodeada de montañas. En el transcurso de una sesión celebrada el 27 de enero de 1973, nuestra contactada habló de la isla (en realidad, un archipiélago, según dijo) en los siguientes términos: "Esle continente no era pequeño, tenía muchísimas islas.El núcleo central era la cuna de la civilización antigua, la tierra de las aguas de los ríos. Se puede decir que la Atlántida estaba rodeada de collados no demasiado altos, cadenas de montañas de geografía singular (...). También tenía puertos, v barcos que entonces navegaban hacia la.s isla.s menores v liada otros continentes". Que la Allántida fuera en realidad un archipiélago es una hipótesis que defienden algunos investigadores, como Theodor Muller-Alfeld. Platón también ubicó el mítico reino "más allá del eslreclio de mar que llaman Columnas de Hércules", actual Estrecho de Gibral-lar, que definió como "el verdadero océano" en referencia al océano Atlántico. Menessea parece confirmar esta localización cuando declara que su reino "se extendía allí donde está el infinito océano de Norte a Sur" y que "hubo tierra en el gran océano que conserva el nombre de la tierra de Allántida", tierra que "se encontraba entre dos continentes". En todos los reíalos mediúmnicos que hemos estudiado la Allánlida se describe como una tierra, no como una ciudad. Pero Menessea revela el nombre de una ciudad: "Fui el sabio rev de la ciudad de Atadir, en el centro de la fértil tierra". De Atadir no hemos encontrado mención alguna entre los numerosos textos consultados, pero el estudioso Zoltan Kruse afirma que "Atadir, como topónimo, vincula los significados «padre», «Sol+morada», «habitación» y «localidad», de los cuales se desprende el significado «morada del padre Sol»".

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• SOBERBIA ATLANTE

Y es que, según estos textos mediúmnicos, el Sol tuvo una importancia fundamental en la civilización atlante y en el desarrollo de su tecnología. De hecho, los escritos aseguran que los atlantes eran depositarios de un conocimiento milenario que les permitió dominar 'las fuerzas naturales asociadas al Sol" y crear inmensos paneles y hasta auténticas centrales "helio-terapéuticas" en la cima de las montañas para producir energía. Pero, henchidos de orgullo por su capacidad, "usaron la energía solar de manera exagerada y con la construcción de instrumentos demasiado potentes contribuyeron a la destrucción de su civilización". Una afirmación que coincide con la hipótesis del sensitivo y teósofo William Scott-Elliot, según el cual el final de esta civilización se produjo como consecuencia de la profanación de sus conocimientos: "Fue por su propio egoísmo por lo que se originaron las catástrofes que azotaron la raza", asegura Scott-Elliot. Existe un interesante paralelismo entre esta opinión y los documentos del Grupo de Florencia, en los cuales se afirma que la Atlántida "fue una tierra bendecida hasta que la soberbia de sus sacerdotes-científicos les llevó a la ruina". Scott-Elliot también explica que en aquella cultura existió una élite de científicos -los miembros "más inteligentes" de la comunidad- que dependían de la casta sacerdotal y que obtenían sus conocimientos "de las leyes de la Naturaleza, llegando a controlar las fuerzas ocultas". Afirmaciones muy similares a las realizadas por el
"profeta durmiente", Edgar Cayce, quien se refiere así al final de esta civilización: "El acopio de energía solar, hasta del mismísimo rayo que provoca la escisión de los átomos, fue la causa de la destrucción de este pueblo (...), El hombre llamó a las fuerzas destructoras, que, al entrar en contacto con otras fuerzas naturales, provocaron la más potente erupción en el interior de la Tierra, y aquella pane (la Atlántida) fue la primera en hundirse".

• El FINAL DEL CONTINENTE PERDIDO

Sobre el final de la Atlántida se ha especulado mucho y se han adelantado numerosas teorías. Una de ellas propugna que desapareció como consecuencia del "deslizamiento de la corteza terrestre", un fenómeno propuesto por el cartógrafo e historiador estadounidense Charles Hapgood capaz de provocar auténticos cataclismos en nuestro planeta. Pero este fenómeno -hoy conocido como la deriva continental de las placas tectónicas- se produce muy lentamente, a una velocidad de desplazamiento de 16 km cada millón de años. Es decir, demasiado despacio para hacer desaparecer repentinamente una civilización como la de la Atlántida.
Otra hipótesis es la del geólogo austríaco Otto H. Much, según el cual el 5 de junio del año 8496 a.C. una rara alineación entre la Tierra, la Luna y Venus atrajo un asteroide que chocó contra nuestro planeta y causó una explosión similar a la que provocarían 15 bombas atómicas. Una idea que no se aleja de la expresada en los mensajes de Menessea, según los cuales muchas de las islas que conformaban la Atlántida desaparecieron a causa de un gran maremoto provocado por "la caída de algunos meteoritos". Las consecuencias, según Menessea, no se hicieron esperar "Afo transcurrió mucho tiempo cuando la tierra, amenazada por tremendas nubes, fue víctima de un terrible diluvio, una lluvia infinita que cayó sobre toda la Atlántida". El presunto maestro atlante explica también que por aquella época el globo terrestre sufría "importantes mutaciones: había sacudidas, se estaban colocando los terrenos, los mares, las islas, bs continentes. Los sismos estaban a la orden del día", algo en lo que coincide con Platón, quien también habla de "muchos y terribles cataclismos". Fenómenos que podrían encontrar su explicación en la teoría la de la deriva de los continentes o de la tectónica de placas.
Menessea asegura que "había mares donde ahora hay tierra, y tierra en el gran océano" y habla de una importante transformación del entorno en el que se encontraba la Atlántida. Dice que los continuos terremotos causaron los primeros derrumbamientos de las centrales helio-terapéuticas y de las montañas sobre las que estaban edificadas, que "cayeron en bs grandes lagos y ríos". Esto -añade- determinó las primeras grandes migraciones de los atlantes: "Los más sensatos, y especialmente bs habitantes de las islas circundantes, huyeron" llevándose a un lugar seco la memoria de su tierra. Hemos mencionado el dominio de la energía solar que supuestamente tenían los científicos atlantes. En este sentido, Menessea se refiere a sí mismo como "aquel que tuvo el imperio de la luz más vasto del mundo". Al parecer, en cada cima se levantaba una central helio-terapéutica. Eran "enormes embudos que atravesaban bs rayos solares y generaban calor" capaces de producir el gas helio suficiente para iluminar las casas y las calles. Pero -siempre según la versión del "maestro"- los científicos atlantes querían más e, ignorando el riesgo de una catástrofe, siguieron construyendo más y más centrales. Según la transcripción de una sesión celebrada el 27 de enero de 1973, "la tierra de Atlántida desapareció completamente inmersa en el gran océano" en solo tres meses. Aquí apreciamos una notable diferencia con el relato de Platón, según el cual la Atlántida se destruyó en un día y una noche.
Menessea explica que las violentas sacudidas telúricas sumadas a la explosión de las centrales helio-terapéuticas, muy numerosas y construidas demasiado cerca unas de otras, provocaron un devastador efecto dominó. "Hubo desmesuradas perdíadas de terrenos que se precipitaron al fondo del mar" dice. En otro pasaje se refiere a la terrible suerte de los habitantes del lugar, un trágico acontecimiento que relaciona con las consecuencias de la bomba atómica: "Hubo personas que murieron por culpa del abuso de la energía y de los medios tecnológicos demasiado perfeccionados, igual que murieron en Hiroshima y Nagasald".

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• VEHÍCULOS ATLANTES

Al estudiar las transcripciones de las sesiones mediúmnicas descubrimos que el conocimiento tecnológico de los sacerdotes-científicos atlantes tenía muchas otras aplicaciones: "El hombre quería medios veloces y lo consiguió encapsulando rayos cósmicos y solares". También encontramos una descripción detallada de esos vehículos, que eran "circulares, constituidos por dos partes que encerraban un núcleo de energía capturada del SoL Se desplazaban por el aire y podían posarse". Nuestra mente evoca los míticos vimanas de los antiguos textos sagrados hindúes.
Leemos que con el paso del tiempo los científicos atlantes "quisieron construir más naves y llegar mas lejos, y crearon medios que empleaban un principio de propulsión semejante al de los helicópteros actuales. Eran muy ágiles y circulares, tenían reservas de energía y una especie de hélice sobre un gran tubo por el cual pasaba el gas que impulsaba la hélice". También diseñaron embarcaciones para navegar, "naves con turbinas que atravesaban el Nilo para ¡legar hasta el lugar donde fundaron la ciudad que sería el núcleo vital de la herencia científica atlante, ¡a fecunda Kemet".
Y es que estos textos mediúmnicos aseguran que la Atlántida "tenía sus ramificaciones desde Oriente hasta Occidente, desde el polo sur al polo norte". Se refieren especialmente aEgipto, sobre el que recogen tantas alusiones que dejan poco espacio a la interpretación. Y, si aceptamos las afirmaciones de Menessea, no resulta difícil concluir que el Antiguo Egipto es la máxima expresión de la civilización, la ciencia y la cultura de los atlantes.

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• ARQUITECTURA EGIPCIO-ATLANTE

Tal vez el misterio por excelencia de la civilización egipcia es el origen de las pirámides, sus métodos de construcción y su función. Las diferencias al respecto entre las teorías ortodoxas y las heterodoxas parecen irreconciliables. En los documentos dictados por Menessea se habla de construcciones "de forma piramidal" ya presentes en Atlántida y se dice que la pirámide era "¡a máxima expresión del principio vital, con la punta que atrae la energía hacia la Tierra. Es la expresión numérico-trascen-dental-vital de la gran ciencia atlante", la misma que transmitieron a los constructores egipcios para edificar la primera pirámide: "Kemet (Egipto) floreció a partir de la más alta iniciación atlante; por ello era el centro de iniciación y asentamiento para la pirámide de Keops. Las pirámides egipcias recogen el desarroüo y la iniciación atlante". Hoy las voces atlantes están calladas, aunque permanecen los ecos de una maravillosa civilización que contravino las leyes de la Naturaleza. Ecos que parecen querer avisar a los hombres del futuro de que no cometan los mismos errores que hace miles de años acabaron con la Atlántida.

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