domingo, 7 de febrero de 2010

Isla de Pascua


En la isla de Pascua se desarrolló una enigmática cultura, de la que se han hallado abundantes restos. Fue aniquilada tan súbitamente y de tal forma que los aborígenes han sido incapaces de transmitir datos importantes que permitan esclarecerla. Dos razas humanas se enfrentaron, y en la lucha —según las leyendas— fue exterminada totalmente una de ellas, la que poseía los misteriosos conocimientos. Cientos de enormes estatuas en piedra fueron los testigos mudos e impasibles de la matanza. ¿Qué sucedió en la isla de Pascua? Algunos investigadores del pasado piensan que en ese pequeño territorio perdido en la inmensidad del océano Pacífico tuvo lugar una especie de ensayo del fin del mundo. Lo que allí queda es solamente un conjunto de restos perteneciente a una extinta humanidad. 

La Isla de Pascua

¿Un ensayo del fin del mundo?
FUENTE: Gran Enciclopedia "Lo desconocido" por el Dr. Fernando Jimenez del Oso.


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Algunos hallazgos arqueológicos sorprendentes, que ¡remos exponiendo en sucesivas monografías, enormemente desligados de nuestra cultura y técnicas actuales, nos inducen a creer que, de ninguna manera, los logros de nuestra civilización actual pueden concebirse como resultado o evolución de aquéllos. Parecen ser productos de distintos desarrollos humanos, y por lo mismo, de distintas humanidades. Nos situamos así a las puertas de admitir la posibilidad de distintas destrucciones sucesivas de los grupos humanos que han ido poblando y dominando el globo terrestre desde que en él existieron condiciones favorables para la vida.
Probablemente, esas destrucciones o aniquilamientos se han ido debiendo a causas diversas: trastornos en la rotación de la Tierra, cataclismos, diluvios (de los que existen numerosas referencias en la historia antigua y en las leyendas y tradiciones sagradas), e incluso ensayos de «apocalipsis» con resultados más o menos totales. Es decir, la Humanidad se ha encontrado muchas veces al borde del abismo de su destrucción, más o menos total, más o menos definitiva, y ha caído en él.
Abundancia de restos dispersos y de difícil interpretación son el motivo para estas consideraciones: ruinas misteriosas que no encajan en los esquemas de la arqueología; objetos sorprendentes que evidencian una técnica que en nuestra lógica y en nuestra historia del desarrollo humano —de nuestro desarrollo— no tienen cabida; concepciones filosóficas del Universo y conocimientos asombrosos que han quedado relegados al rincón último del acervo colectivo de los pueblos en todos los lugares de la Tierra. Todo ello es difícilmente explicable a la luz de los conocimientos actuales acerca de la verdadera historia y de los recursos con que nuestros antepasados contaron. Sin hablar de la Atlanti-da y de otros «continentes perdidos», y cuya importancia y realidad ya pocos ponen en duda, existen innumerables ejemplos, que están ahí, que podemos contemplar y sobre los que podemos lanzar un poco la imaginación con el afán de desentrañarlos.

LOS CONTINENTES DESAPARECIDOS

Como si en nuestro planeta existiera una dinámica de extraño equilibrio, parece que en lapsos de siglos, o de miles de siglos, desaparecen continentes enteros o gran parte de ellos, a la vez que emergen desde las profundidades oceánicas tierras nuevas que antes fueron sólo ocupadas por la oscuridad de los abismos. Pero siempre queda en pie, sobre la superficie, un ejemplo mínimo de lo desaparecido; o el grado de conocimiento que alcanzaron los hombres que antes existieron queda diseminado por los demás continentes, integrado en la parte mágica y legendaria de las otras culturas sobrevivientes, como si el continente que desapareció hubiera salpicado en su zambullida al resto del planeta. Es una balanza de brazos extensos que oscila no sabemos por qué impulso. Y la oscilación no es solamente real. Traduzcamos los continentes desaparecidos y empleemos mejor el térmno civilización, y pensemos que en este caso no fue el océano quien engulló una isla con sus habitantes y cuanto éstos habían conseguido, material e intelectualmente, durante su propio progreso, sino otra causa poderosa levantada por los mismos hombres.




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Existen, diseminados por toda la isla, casi 600 moais. Su peso y tamaño son
imponentes; y su altura supera casi siempre los seis metros.



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Este grabado recuerda una de las visitas de La Perouse a la isla de Pascua. A éste, como a los demás estudiosos del lugar, le sorpredieron los moais.



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Se trata seguramente del mayor de los moais existentes en la isla. Su altura puede deducirse fácilmente comparándola con la estatura de la persona en primer término.



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Los exploradores y primeros estudiosos consideraron a los aborígenes pascuenses como polinesios. En el grabado, uno de ellos, con tocado y barba.



ENIGMÁTICOS MOAIS

Lo que más sorprende en la ¡sla de Pascua es la proliferación de imponentes figuras talladas en piedra volcánica, cuyo significado se desconoce. En número de casi 600, las hay en las costas, cerca de las canteras donde se esculpieron y en el interior, solitarias en medio del paisaje o formando grupos. Algunas de ellas están asentadas sobre monumentos funerarios;
muchas se encuentran rotas y caídas, y otras muchas quedaron a medio hacer o simplemente esbozadas. Sus rasgos impresionan, su presencia inquieta. Los moais, que es el nombre con que las conocen los pascuenses, suponen un reto serio para arqueólogos y antropólogos, que se enfrentan a ellos sin recursos para descifrarlos en la actualidad.


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Tras la terminación de la estatua, y una vez situada ésta en su emplazamiento definitivo, se cubría con el punkao, sombrero también tallado en piedra volcánica.



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En algunas excavaciones aparecieron estatuas provistas de ángulos, circunstancia que no ha podido ser interpretada por los investigadores.



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En la cumbre del volcán Rano Kao está situado un poblado, con extraños grabados que dan acceso a una serie de cámaras mortuorias. Los aborígenes lo llaman «poblado de los hombres-pájaros».


UN TRANSPORTE IMPOSIBLE

Una de las incógnitas que presentan los moais es la que se refiere a los medios de transporte utilizados para su distribución por todo el territorio de la isla. Son muchas toneladas las que hay que levantar y arrastrar. Los investigadores hicieron una prueba: tardaron, trabajando doce hombres, dieciocho días en colocar de pie uno de ellos sobre una plataforma. Transportarla por medios primitivos fue imposible. ¿Cómo lo lograron sus escultores?


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En las canteras del volcán quedaron muchos moais sin terminar, y algunos solamente esbozados. No se sabe qué obligó a los escultores a abandonar tan súbitamente su tarea.



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Arqueólogos y antropólogos encuentran gran semejanza de rasgos entre las figuras pascuenses y otras halladas en América y otras islas del Pacífico, lo cual dificulta el esclarecimiento del origen de las anteriores.



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También en las cavernas próximas a los volcanes apagados aparecieron objetos tallados, que estaban como escondidos allí para que su existencia quedara preservada.



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Se han hallado en Pascua algunas piedras pintadas, representando a extrañas entidades. Deben ser interpretadas como el recuerdo a unos cultos y leyendas primitivos.



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Investigadores de los secretos de Pascua hay que opinan, quizás acertadamente,
que los restos Uticos abundantes en la isla son en realidad menhires, con la misma función y significado que los de las culturas prehistóricas.



EL «TESORO» ESCONDIDO EN LAS CAVERNAS DE FAMILIA

La isla de Pascua está repleta de grutas que testimonian su origen volcánico. En muchas de ellas, a las que los arqueólogos han denominado cavernas de familia, se han hallado pequeñas figuras de piedra y tallas en madera, que son elementos básicos a la hora de intentar esclarecer los orígenes oscuros de los aborígenes. Ex-votos, animales, tablillas escritas, representaciones de antepasados y objetos de contenido mágico dan fe de que allí se asentó una cultura polinesia, compleja y muy evolucionada, sin parangón en ningún otro lugar del mundo.


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A la mitología que, sin duda, tuvieron los pascuenses pertenecen estos dibujos: extrañas figuras y símbolos grabados sobre piedras que eran guardadas como si se tratara de reliquias.



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En las cavernas de familia se han encontrado multitud de objetos cuya interpretación es difícil para los arqueólogos. Habrá que esperar algún nuevo descubrimiento que dé luz a todo lo que hoy está cubierto por el velo del misterio.


PASCUA Y LAS CULTURAS AMERICANAS

Los trabajos realizados en talla, tanto en piedra como en madera, hallados en la isla de Pascua ofrecen indiscutibles similitudes con los que proliferan por muchas otras islas de Polinesia. Pero también, curiosamente, algunos de ellos serían difícilmente distinguibles de los que se han encontrado en yacimientos correspondientes a culturas desarrolladas en los Andes. Esto es especialmente significativo en lo que se refiere a objetos que representan a extraños seres vagamente humanos, probablemente recuerdo de los dioses.


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1 comentario:

  1. lo que dejó en desconocimiento esta cultura no fueron las luchas entre dos etnias sino la esclavitud a la que se vieron sometidos los isleños antes de su anexión con Chile, que casi llevó al exterminio a este pueblo.

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