sábado, 7 de marzo de 2009

Testigos de lo insólito


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Como todos los que hemos vivido este tipo de encuentros, estoy lleno de ansiedades. Pero también estoy enterado de grandes y perdurables maravillas. En lugar de oscuridad, veo misterio fuera y dentro. Mi mundo es mucho más vivo que el mundo de mis amigos, que han sido tan desafortunados como para perderse mi experiencia". Luego le contamos a quién corresponde esta declaración. Lo importante es reflexionar sobre las palabras que usted acaba de leer. Si lo ha hecho, puede continuar...
Y vamos al comienzo. Veinte años después las cosas no se ven del mismo modo. Antaño, cuando acudíamos con nuestra grabadora y el cuaderno de trabajo para entrevistar a personas que habían vivido experiencias insólitas, lo que más nos interesaba era el relato de lo que había vivido ese individuo. Pero, con el paso del tiempo, el investigador de lo insólito se interesa más por cómo esa experiencia ha transformado a quien le ha tocado vivirla que por cuánto medía el OVNI de turno.
Pedro Oros vivía en la localidad turolense de Vistabella. En aquel mes de julio de 1990, el agua era un bien escaso y su pequeña huerta agradecía hasta la más mínima gota de riego. Algunas noches, la acequia que discurría en los alrededores se abría y era necesario pasarla en vela dando de beber a su pequeña plantación. Ese día se acercó a su huerto hacia las dos de la madrugada. Cuando llevaba aproximadamente dos horas regando, una esfera de luz apareció sobre la montaña que se erigía frente al huerto."¡Qué Luna más rara!", pensó. Y tanto. Se movía...
Cuando entrevistamos a Pedro, el veterano campesino de 73 años no hacía más que preguntarse cómo había sido capaz de mantener la calma durante tanto tiempo. No sólo no pasó miedo, sino que sintió cómo aquello "me controlaba todo el tiempo". Y es que esa esfera luminosa fue a situarse a apenas cinco o seis metros de él. Percibió que en realidad era un personaje de aspecto humano con rasgos muy marcados. Alrededor de su cabeza llevaba como una serie de "llamas" que le iluminaban en función de sus propios movimientos al regar. En cierto modo, lo que nos quena transmitir al narrar su vivencia es que ese extraño humanoide parecía dominar sus reacciones. Como si le tuviera hipnotizado. Pero en cuanto desapareció -del mismo modo que emergió en la escena, pero al revés- la sensación de miedo comenzó a anidar en él. Al rato, cuando un familiar acudió a relevarle en el riego, la inquietud le dominaba por completo. Ya no habría una noche tranquila, puesto que una y otra vez soñaría con aquella criatura. En cierto modo, tenía la impresión de que ya no le iba a abandonar nunca...

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El principio del fin
Cuando el misterio mata

Viajamos hasta allí con una única pista de aquel suceso. En algún momento, en los años setenta, alguien se había topado con un extraño objeto y dos humanoides. Nada más. Pero las búsquedas en Salinas (Huesca) dieron su fruto. Al testigo le llamaremos simplemente Javier. Y lo que le ocurrió aconteció una noche de mediados de diciembre de 1976. Aquel día nuestro hombre estaba preparando el árbol de Navidad frente a la puerta de su vivienda, en pleno centro de la localidad. Siempre lo hacía así. aunque sería la última vez.
Hubo amago de tormenta. Casi todos los vecinos del pueblo decidieron ponerse a resguardo, pero él prefirió apuntalar los últimos detalles. Cuando estaba a punto de finalizar su tarea -cerca de la medianoche- sucedió algo insólito. Un extraño artefacto similar a un paraguas puesto del revés se situó a cinco o seis metros de él. Como situados encima había dos personajes. Un hombre y una mujer. De aspecto completamente humano. Quizá algo más altos de lo normal. Incluso llegaron a intercambiar alguna palabra. Y. al cabo de unos segundos, el "móvil" volvió por donde llegó.
En ese instante, la vida de Javier cambió para siempre. Los cinco o seis metros que le separaban de la puerta de su casa tardó en recorrerlos una eternidad. Es como si algo hubiera entumecido al máximo sus músculos. Apenas podía avanzar. Tardó en recuperarse unos minutos. "Por primera vez en su vida no fue a la habitación de las niñas a darles un beso", nos contó su esposa.
Nunca se quitó de la memoria esa experiencia. Quedó marcada a fuego, y más a sabiendas de que desde ese día inició un lento pero progresivo deteriro físico que acabó por causarle la muerte unos años después. Su viuda, cuando tuvimos ocasión de entrevistarla, nos mostró cómo siempre llevaba encima una noticia breve de un periódico oscense en donde se hacían eco de la experiencia.
No son los únicos casos de estas características que se han producido. Por desgracia, hay decenas de ellos. Quizá el más conocido de ellos ocurrió el 29 de diciembre de 1980 en Texas -EEUU-. Los protagonistas fueron dos mujeres -Vicky Landrum y Betty Cash- y un niño. Colby. el nieto de una de la primera. Viajaban en coche cuando vieron un objeto que se situó sobre la carretera. Parecía un diamante de color negro. Por la parte inferior emitía llamaradas que hicieron incrementar la temperatura ambiente. Pero hubo más. porque las testigos decidieron salir del coche para observar mejor aquello. Apenas aguantaron fuera unos segundos. El calor era atroz...
A partir de entonces, empezó el calvario. Ambas tuvieron que ser atendidas por quemaduras de diversa consideración. Betty tuvo que ser ingresada en 12 ocasiones. Finalmente, le fue dignosticado un cáncer que muchos años después fue la causa de su muerte. Los otros dos observadores también sufrieron problemas de distinta gravedad.

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Los hermanos Paz y otros "contactados"
El mensaje de los extraterrestres

En 1975. un grupo de universitarios peruanos vivieron una serie de experiencias asombrosas. Mediante la "escritura automática" empezaron a recibir mensajes presuntamente dictados por seres de otros mundos que venían en OVNIs para avisar a la humanidad del mal camino por el que peregrinaba. Pocas semanas después de comenzar aquellos "contactos", los presuntos visitantes citaron a sus enlaces en el desierto de Chilca. iban a premiar les con su presencia. Y los OVNIs aparecieron. Como consecuencia del impacto que causó en aquellos muchachos las experiencias se creó la Misión RAMA, una especie de religión fundamentada en la esperanza de una salvación que llegaría desde las estrellas.
Como líder del grupo se situó Sixto Paz Wells. A su sombra, y como número dos. su hermano Carlos. Ambos -aunque principalmente el primero- impulsaron la creación de cientos de grupos de seguidores en todo el mundo de habla hispana. Se dieron todos los mecanismos asociados a los profetas que establecen un "trato directo" con sus mentores. Hubo mensajes cargados de retórica y posteriormente, la decepción y el abandono. Ellos parecieron dejar solos a sus mensajeros. Hubo críticas, polémicas, pérdida de fe en los seguidores... Sixto quedó "enganchado" a aquellos años y nunca ha dejado de repetir sus "viejas" experiencias. Por su parte. Carlos emigró a Brasil y fundó el grupo AMAR -RAMA, al revés- pero duró poco tiempo, hasta que finalmente cambió de identidad. Curiosamente, un caso similar se produjo con Miguel Ángel Poblete. un vidente que protagonizó una serie de sucesos en Peñablanca (Chile). El contexto cultural en el que se produjeron hizo que se interpretaran como manifestaciones de la Virgen. Años después de comenzar las apariciones, el protagonista sufrió un cambio hormonal que le hizo desarrollar cierto aspecto femenino. Cuando visitó España en julio de 1994 pudimos comprobar personalmente la transformación.
Indudablemente, este tipo de experiencias tan próximas a lo místico dejan una profunda huella en todos los que las viven. Sean físicas o no. su impacto es bien palpable. Durante años hemos entrevistado a decenas de miembros de estos grupos herederos de los hermanos Paz. Y no encontramos a un sólo individuo que no modificara sus planteamientos vitales. Un buen ejemplo de ello es el testimonio de Manuel Guióte, que en 1977 vivió un encuentro con un "no identificado" que si situó sobre él y su mujer a las afueras de Sevilla. Se trataba de una inmensa "corona circular". Inquieto ante aquello inició una búsqueda personal por senderos bien distintos a los caminos de la espiritualidad "oficial". Aquello ya no le satisfacía. Fue entonces cuando comenzó a relacionarse con uno de esos grupos de contactados, en cuyas filas vivió nuevos encuentros con "no identificados". Lógicamente, una de las enseñanzas que asimiló fue la necesidad de abandonar su labor profesional. Era militar de carrera...
También por aquella misma época las vivencias de algunos miembros de estos grupos derivarían en una apertura de "conciencia". Impulsado o no por las vivencias en el seno del grupo Aracyse de Zaragoza. José Francisco Mendi inició una brillante carrera política que le llevó a ser parlamentario de las Cortes de Aragón y posteriormente presidente del Consejo Asesor de Televisión Española y adjunto al Portavoz de Izquierda Unida. En Galicia, varios de los miembros de los grupos de contactados de "Fraternidad Cósmica", el grupo fundado por el italiano Eugenio Siragusa. decidieron que sus experiencias con OVNIs eran sólo una parada más en el camino y decidieron fundar la Ciudad de los Muchachos, en donde iniciaron procesos de rehabilitación y reinserción de
rehab jóvenes. Y es qi
Y es que decenas y decenas de miembros de estos grupos acabaron abandonándolos para formar parte de ONGs y otros grupos con fines sociales. ¿Fueron sus experiencias el detonante que encendió el interruptor de sus conciencias? Quien nunca tuvo duda de ello fue el periodista canario Francisco Padrón. También él vivió asombrosas experiencias con OVNIs en 1975. Él y su grupo mantenían contacto con presuntos visitantes a través de la oui-ja. Fue el 23 de octubre cuando esos "mensajeros" le citaron en la playa de La Tejlta (Tenerife). Los "no identificados" aparecieron. Es más. mediante hipnosis logró recuperar parte de la memoria extraviada durante la experiencia. Incluso recordaba haber penetrado en el interior de uno de esos artefactos... E independientemente de que estas experiencias puedan ser guiños de la mente -o no. puesto que en este caso los miembros del grupo obtuvieron fotografías de esos artefactos-, lo cierto es que el propio Padrón siempre recordó que gracias a esas vivencias pudo superar una serie de graves problemas personales que a punto estuvieron de acabar con su vida.

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Francisco Sánchez -Ventura
Un millonario al servicio de su experiencia

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"Era un hombre desfigurado en su personalidad y pensamiento, como un hombre sin fe que busca la verdad en contra de su voluntad, sin creer en ella". Así era a comienzos de los años sesenta Francisco Sánchez-Ventura. Y eso pese a que había crecido en el seno de una poderosa familia que ocupó puestos políticos de relevancia durante el franquismo. Sin embargo, todo cambió en 1965. cuando viajó a San Sebastián de Garabandal (Cantabria). Allí, varias adolescentes estaban protagonizando unas importantes apariciones marianas. Los éxtasis que vivían dejaron a Sánchez-Ventura profundamente impactado. Las niñas eran capaces de caminar de espaldas y de rodillas -a la vez- peñascos abajo a una gran velocidad. Él mismo acercó a la piel de las muchachas cerillas encendidas sin que sintieran la más mínima sensación de dolor. Por si fuera poco, tuvo un encuentro...
La cuestión es que desde ese momento sintió la necesidad de transformar toda su vida. Ya era un empresario de éxito. Y lo seguiría siendo. Gestionó hasta veinte empresas, entre ellas varias constructoras, un casino o un periódico como El Noticiero de Zaragoza. Sin embargo, sus experiencias en Garabandal le llevaron a hacerse una "promesa": dedicar todos sus fondos a la divulgación de ese tipo de sucesos. Entonces, recorrió el mundo y con su propio dinero edificó una capilla en aquella localidad cántabra en honor del Arcángel San Miguel. En honor, en definitiva, a aquel encuentro que vivió mientras estudiaba los éxtasis de aquellas jóvenes.
Desde entonces, impulsado por aquella chispa que se encendió en su fuero interno, en parte como investigador y en parte como "apóstol" -pues así se llegó a considerar-, recorrió el mundo en busca de pruebas que certificaran la realidad de aquellos fenómenos. Incluso viajó a Pietrelcina. donde vivía un monje capuchino que presentaba en su piel estigmas propios de un místico. Se trataba del hoy canonizado Padre Pío quien, pocos días antes de su muerte, escribió una breve carta a Sánchez-Ventura. Justo a la hora a la que fallecía en 1969. y mientras dormía en uno de sus hoteles. Sánchez-Ventura presenció cómo "se iluminó la imagen del monje que tenía en mi mesilla: en ese momento supe que había falleció".
Todas aquellas experiencias le hicieron desentenderse de sus empresas. No le importó. Podía haber sido aún más rico, pero la impronta que dejaron en su conciencia las experiencias que vivió hicieron que su vida personal y profesional diera un giro de 180°. Sánchez Ventura falleció a los 85 años el pasado 13 de junio.

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José Medrado
Hablando con los muertos para salvar a los vivos

Tenía 27 años cuando le ocurrió por primera vez. José Medrado sintió que alguien cogía su mano. De repente, se puso a dibujar. Jamás lo había hecho y. sin embargo, de sus manos surgió una obra de enorme categoría artística. Fue la primera experiencia de esas características que tuvo. A partir de entonces empezó a controlar y a manejar esas "posesiones". Así. durante sus trances, los grandes maestros del arte le convierten, según sus palabras, en una suerte de instrumento. Y aunque mantiene su puesto de trabajo como funcionario en su localidad natal -Salvador de Bahía, en Brasil- ha decidido abrir "La Ciudad de la Luz", un centro que acoge a cientos de niños de las favelas. a quien ofrece pan y educación. Es gracias a las subastas de los cuadros que efectúa en los trances, como financia su centro de asistencia. Un caso más de cómo la experiencia paranormal provoca un auténtico despertar de conciencia.

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Dotados psíquicos
Cuando la experiencia se transforma en un don

En 1974 Teresa Tejada vivía en Cáceres y estaba embarazada. Era lógico que se despertara en mitad de la noche con las clásicas molestias, pero en aquella oca¬sión la sensación era distinta. Algo la empujaba a salir a la terraza... Cuando lo hi¬zo, se encontró de bruces con algo insólito: frente a ella había un objeto alargado y luminoso. No se parecía a nada conocido. No recuerda exactamente cómo ma¬nejó la situación, salvo que retornó a su cama y no dijo entonces nada a nadie. Sin embargo, aquella experiencia siempre permaneció viva en su recuerdo. Y se hizo más viva cuando, siendo una niña, su hija Mónica -de quien estaba embaraza cuando vivió su encuentro OVNI- dobló una cucharilla sin tocarla siguiendo las in¬dicaciones que dio en un programa de televisión el psíquico israelí Uri Geller. Años después, aquella niña se hizo popular gracias a sus "poderes". Los experimentos científicos que se realizaron -incluso ante notario- demostraron que era capaz de doblar metales sin tan siquiera tocarlos. ¿Había alguna relación entre aquella experiencia vivida por Teresa y las capacidades de su hija Mónica? No pocos estudiosos han planteado cómo las experiencias mágicas de antaño con seres casi legendarios no son sino el mismo fenómeno que hoy llamamos OVNI, sólo que en otro contexto histórico y cultural. En estos casos, eran habituales los "genios" que concedían dones a quienes tenían la ocasión de poder verlos.
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De la ansiedad al despertar

La ansiedad de Pedro Oros bien podría ser la ansiedad de quien escribió la declaración que hemos transcrito al comienzo de este texto. Muchos de los que han vivido este tipo de experiencias saben a qué se refería el autor, que no era otro que el escritor Whitley Strieber. Tampoco era un don nadie. Sus obras ya habían alcanzado fama mundial y dos de sus novelas se habían llevado al cine: Lobos humanos y El ansia. Para él todo cambió en 1985. A partir de ese año comenzó a vivir una serie de experiencias inquietantes. La mayor parte de ellas cuando se encontraba junto a su familia, pasando el fin de semana en una casa de madera que tenía a 100 kilómetros de Nueva York.
Durante varios años los "encuentros" se repitieron con frecuencia. En ocasiones, un artefacto de aspecto tecnológico se situaba sobre la vivienda. A veces, incluso cuando dormían en ella amigos del escritor a quienes había invitado para pasar el fin de semana. Pero lejos de tratarse de algo esporádico, el fenómeno pareció quedarse a vivir junto a Strieber. A veces, extraños seres invadían su dormitorio y le conducían al bosque, en donde se encontraba una nave ovalada de la que parecían haber salido aquellos individuos. De no ser por las huellas que dejaron esos humanoides o por la gente próxima a él que también veía esas luces, habría pensado que eran alucinaciones: "Si se trata de eso, involucra a amigos, familiares y cientos de personas. No, no son alucinaciones".
Striber sufrió una auténtica crisis personal.Todo lo que había erigido en su vida personal se desmoronó, en parte por la ansiedad y en parte por la cantidad de preguntas vitales que comenzó a hacerse. Incluso acudió a sesiones de terapia en grupo que se organizaban por parte de psicólogos y sus pacientes. Esas terapias reunían -y hablamos en pasado, puesto que en la actualidad se producen muchos menos fenómenos de este tipo- a quienes habían sufrido un encuentro con visitantes de dormitorio o abducciones. Investigadores como el filósofo David Jacobs o el psiquiatra John Mack, descubrieron que muchos testigos viven después de su experiencia el llamado "estrés postraumático". Sin embargo, se produce una circunstancia especial. Y es que tras una primera fase de crisis, muchas de las personas que han protagonizado "encuentros cercanos" transforman su inicial sensación en un proceso de comunión casi mística con el fenómeno.

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El proceso de transformación

Precisamente, el libro que escribió Whithey Strieber para explicar sus vivencias se titulaba Comunión. En la portada del libro aparecía un dibujo de la entidad que vio en sus encuentros. Miles de personas tienen la misma imagen insertada en su mente. Quizá por ello el éxito fue extraordinario. Decía Strieber que los ojos de ese humanoide provocaban una sensación desagradable que acababa transformándose en algo mucho más interno. Pero como en las revelaciones de antaño -¿estamos quizá ante el mismo fenómeno?- fue un proceso pausado: "Me sobrevino completamente un pavor extremo. El temor fue tan poderoso que pareció hacer que mi personalidad se evaporara completamente. Whitley cesó de existir. Lo que quedaba era un cuerpo y un estado de pavor crudo tan grande que me abarcó como una cortina espesa, sofocante, haciendo que la parálisis se tornara en una condición que parecía cercana a la muerte. Yo me morí y un animal salvaje apareció en mi lugar".
Pero poco a poco comenzó la transformación. Y Strieber entendió que aquellos seres necesitaban de los humanos: "¿Por qué mis visitantes eran tan sigilosos, escondiéndose detrás de mi conciencia? Solo podía concluir que ellos me estaban usando y que no querían que yo supiera por qué. Entonces yo era extremadamente peligroso porque estaba jugando un papel al climatizar a personas como ellos". Para Strieber, enfrentarse a estos encuentros es una forma de situarse delante del espejo. Ellos están ahí, al otro lado. Son un reflejo del propio ser humano y una señal de que se está produciendo un cambio: "La llegada de los OVNIs significa, pura y simplemente, que el velo del tiempo ha sido rasgado y que la cultura está a punto de experimentar un profundo cambio".
El profesor de psicología Kenneth Ring, de la Universidad de Connecticut, es de los que toma en consideración este tipo de experiencias. Un auténtico científico. Descubrió que existían ciertos procesos similares en cómo se asimila la experiencia entre aquellos que tienen encuentros cercanos con OVNIs y los que viven una Experiencia Cercana a la Muerte -ECM-. Luisa Silva es una zaragozana a quien le sucedió. Mientras buceaba sufrió un colapso y entró en parada cardiorespira-toria. Llegó a estar al borde de la muerte. Mientras se debatía a medio camino entre este mundo y un hipotético más allá, recuerda haber entrado en un túnel oscuro al final del cual había una poderosa luz. Sentía cómo le atraía. Al mismo tiempo, le daba la impresión de que debía tomar la decisión de ir hacia ella o quedarse. Optó por la segunda opción. Entonces, los médicos lograron salvarla de una muerte que parecía irreversible. Se trata de un caso extraordinariamente similar al de otros muchos sujetos. Y, realmente, para los expertos en experiencias místicas, las diferencias simbólicas entre casos como éste y las abducciones son escasas. Pero Ring fue más allá...

Objetivo: la conciencia

Gracias al estudio de cientos de casos, el psicólogo descubrió que las consecuencias de ambos tipos de experiencias eran muy similares. Detectó que se producía en ambos casos una "apertura de conciencia". Temas y asuntos que antes jamás interesaban pasaban a ser el leit motiv de quien experimentó un "encuentro cercano". Por un lado encontró que se producían una serie de alteraciones físicas como más sensibilidad a la luz o agudeza auditiva. En definitiva, es como si los sentidos se multiplicaran en su capacidad. Además, descubrió que un 51% de los abducidos y un 60% de los que vivían un encuentro cercano con la muerte desarrollaban habilidades psíquicas de las que antes no tenían noticia. Pero en cuanto a la apertura de conciencia los resultados estadísticos fueron mucho más notables. En unos y otros se incrementaba la preocupación por los demás, por los temas sociales y por la espiritualidad, aunque no por los senderos religiosos comunes, con los que habitualmen-te se producía un abrupta ruptura. También se producía un notable descenso de las necesidades materiales y una menor preocupación por impresionar a los demás. Tan notables eran estas sintonías estadísticas que no quedaba más remedio que aceptar -y así lo hizo Ring- que los encuentros cercanos con lo insólito suponían una transformación cultural a todos los niveles.



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Una de las características comunes que descubrió el estudioso es que muchos abducidos -y también quienes viven encuentros cercanos a la muerte- desarrollan la capacidad de poder ayudar en los problemas de terceras personas. En algunos casos, incluso, gracias al desarrollo de terapias curativas o directamente sanadoras. Significativo es el caso de Próspera Muñoz, una española que en 1947 en Jumilla (Murcia) vivió un clásico episodio de estas características. Era una niña por entonces, pero logró recordar cómo los presuntos tripulantes del artefacto le pidieron que eligiera un don. El que ella decidiese. Dijo que quería sanar a otras personas de sus dolencias. Pero -y es que la faceta extraña y absurda siempre está presente en este tipo de casos, a veces como sello de autenticidad a decir de los investigadores- los tripulantes le dijeron que era demasiado joven para eso y que, mientras tanto, le daban el don de cruzar el umbral del tiempo y poder anticipar mediante sueños hechos que sucedieran en el futuro. Al igual que todas las personas que viven estas experiencias, determinados fenómenos extraños han estado presentes en toda su vida, con la misma intensidad, eso sí, que sus pequeñas pero certeras anticipaciones de futuro.
Sin embargo -y por desgracia- no todo es positivo en quienes experimentan estos tipos de encuentros.

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A primeros de septiembre de 1994, un hombre llamado Manuel Maya observó en el cielo un objeto hexagonal. Durante la investigación no pudimos encontrar explicación al suceso. No daba la impresión de que se tratara de un prototipo de avión. Sin embargo, lo significativo del caso llegó después, porque a las pocas horas empezaron a suceder todo tipo de hechos "extraños" a su alrededor y que se asocian a otro tipo de fenómenos paranormales. Y es que la noche siguiente a la que se produjo el suceso, hacia las 4.30 de la madrugada, oyó un estruendo en su casa. Descubrió que dos ceniceros de latón que tenía encima de la mesa se habían estampado contra la pared. No había nadie allí. Nadie los había tocado. Comenzaba así su odisea...
"Fue tal el miedo que aquello me provocó que salí de casa inmediatamente", nos dijo unas horas después, cuando ni siquiera aún había retornado. "E hice algo que llevaba 15 años sin plantearme: entrar a una iglesia".
Tras aquellos llegarían problemas físicos como derivados de su observación. Pero en realidad, lo extraño ya estaba en su vida. Así lo pudimos comprobar tras varias conversaciones con él. Ya en 1992 tardó en recorrer la distancia entre Tarragona y Barcelona unas 12 horas sin recordar haber hecho nada especial para haberse retrasado al menos diez horas.
Tras los sucesos sufrió una serie de sarpullidos en la piel del hombro, cuello y cara. No fue posible encontrar un remedio a un "efecto físico" que no pocos testigos de este tipo de encuentros suelen relatar.

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